COPODEHUPA
Fecha Lunes, 23 noviembre a las 15:36:54
Tema Frenadeso Nacionales


El Gobierno de Martinelli arremete violentamente contra el Pueblo Naso
Organismo de Derechos Humanos condena la represión contra este pueblo originario




Hoy jueves 19 de noviembre el Pueblo Naso fue víctima de una tragedia.  Más de doscientas unidades de la policía antidisturbios sacaron violentamente al Pueblo Naso de sus comunidades San San y San San Drui, en la provincia de Bocas del Toro, colindante con Costa Rica.

La historia reciente del Pueblo Naso es más que dramática.  En marzo de este año la policía los sacó de sus tierras ancestrales, que echó por tierra sus humildes casas, sus siembros y sus centros culturales y educativos.  Familias enteras quedaron en la intemperie, sin lugar donde ir, sufriendo los estragos de los fuertes aguaceros y del sol caliente.  Protestaron, reclamaron pero las autoridades no le hicieron caso.  Por el contrario, mantuvieron firme su injusta decisión.

Quien reclama esas tierras indígenas por supuestos derechos de la década del 60 es la Empresa Ganadero Bocas.    El gobierno, las autoridades y la policía se han puesto a favor del interés del empresario Mario Guardia, supuesto dueño.

Como parte de sus acciones de protesta y exigencia de respeto a sus derechos, el Pueblo Naso se hizo presente con una nutrida y variada delegación en Panamá durante los tres meses inmediatos anteriores a la salida del gobierno de Martín Torrijos (hijo del dictador Omar Torrijos), con la idea de ser recibido por el presidente y presentarle su problema y pedirle interceda a su favor.  Esta delegación, de la que formaba parte el rey de este pueblo, se mantuvo durante esos meses en la espera y la esperanza que nunca se cumplió.   Se ubicaron en un templete en el Parque de la Independencia, más conocido como de la Catedral, a una pequeña cuadra de la presidencia, dependiendo de la solidaridad y viviendo de la precariedad.    Martín Torrijos finalizó su gobierno el 1º. De julio, y nunca los atendió.

Con el nuevo gobierno, presidido por el empresario Ricardo Martinelli, reforzaron su esperanza, y en señal de confianza aceptaron mudarse a las instalaciones de la Cruz Roja Nacional porque, a consideración de funcionarios gubernamentales, daban mala imagen al entorno turístico de la plaza.  El párroco de la Catedral también opinaba lo mismo, por lo que no accedió a que se ubicaran en los estrados de la Iglesia.    En aquel local la situación fue peor por las condiciones de extrema necesidad y de peligro para la salud.  De manera que un par de semanas después regresaron a la Plaza de la Catedral, de donde, días después, fueron desalojados agresivamente por unidades de la policía y sus dirigentes llevados detenidos a la corregiduría.

Entre tanto, el Ministro de Gobierno y Justicia que, engañosamente les prometió conformar una comisión para supuestamente estudiar el caso, se reafirmó días después a favor del empresario y en contra del interés y de los derechos ancestrales de los indígenas.

La conclusión de este drama se da en el día de hoy cuando, con violencia desmedida y violando los derechos de mujeres, niños, jóvenes, son expulsados sin compasión por la policía nacional con arreos de represión y gases lacrimógenos.

¿Dónde ha estado la solidaridad?  Durante su larga estadía en Panamá diversos grupos se manifestaron, acuerpando sus demandas, acompañando sus acciones pacíficas, animándolos en su lucha:  grupos ambientalistas, cristianos de base, organizaciones sindicales, estudiantiles, populares, medios de comunicación alternativos.    La jerarquía Arquidiocesana de la Iglesia Católica dirigió una carta al gobierno instándole a que atendiera a este pueblo.    Pero habría que decir que frente a la tozudez de la empresa y del gobierno, tanto de Torrijos como de Martinelli, ha faltado beligerancia ciudadana.      Pero ante todo, se evidencia que los pueblos indígenas siguen siendo víctimas del despojo y de la violación a los derechos humanos y derechos de los pueblos.    Panamá se resiste a firmar el Convenio 169 de la OIT, por lo tanto, como dice el señor Ministro de Gobierno y Justicia, el gobierno “no reconoce los derechos ancestrales” de los pueblos indígenas,  Pero sí los del sector empresarial.  Pura política neoliberal.

Pero la lucha, la resistencia y el reclamo al respeto a los derechos del Pueblo Naso debe continuar.  Y ojalá con mayor y articulada solidaridad.

Coordinadora Popular de Derechos Humanos de Panamá, COPODEHUPA







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