tenía que acompañarles, a lo que les dije que yo quería quedarme en el lugar para poder conversar con los funcionarios del Consulado, a lo que se rehusaron y me movieron a un lugar apartado, incluso llegaron a coaccionarme agarrando sus armas de reglamento para intimidarme y que les acompañara. Si debo aclarar que en ningún momento me tocaron.
A pesar de todas las preguntas que les hice jamás me respondieron, o daban evasivas ni me decían cuanto tiempo me tendrían ahí, por qué y a donde me llevarían. Luego me dijeron que pretendían mandarme a Perú y que allá yo viera qué podía hacer para regresar a Panamá. Desde que salí de Panamá no volví a ver mi equipaje, desde el domingo que salí de mi país hasta el martes que lograron deportarme solo comí una sola vez, y eso por el reclamo que realice durante horas a diversos funcionarios y por intermedio del Consulado de Panamá en Chile.
Jamás me permitieron hablar con el Consulado de Panamá; en varias ocasiones me mintieron y le mintieron al Consulado sobre mi ubicación. Les dijeron al Consulado que ellos ya me habían regresado a Panamá en un avión pero me mantenían escondida en un rincón. No sabía qué iban a hacer conmigo. Cuando iba al baño me siguieron siempre, incluso hombres entraron conmigo al baño de mujeres. Sufrí acoso psicológico, fue una tortura tenerme desinformada, con miedo y frío en un país que no conozco y que visitaba por primera vez. Me sentí discriminada por motivos políticos. Me trataron de una forma muy degradante y me observaban de frente durante horas. Me humillaban en público ante otros pasajeros, al punto de llegar a hablarles mal de mí tanto a funcionarios del aeropuerto que en una ocasión llegaron a brindarme agua hasta con personas que no conocía y eran testigos de mi reclamo.
Sentí ser tratada como un animal. Me negaron toda clase de comunicación; tuve que escaparme del acoso por un instante para llamar a uno de los estudiantes en Chile para que me ayudaran. En Chile, los estudiantes de la JRME abogaron por mí en múltiples ocasiones sin éxito; lograron conseguir un abogado para mi auxilio pero también le impidieron verme. Solo llevaba como equipaje una cartera y una maleta, con ropa y documentos para el seminario. Confieso que lloré de impotencia en algunas ocasiones.
Luego me informaron del avión que me regresarían a Panamá, el cual abordé y logré salir de Chile.
Mientras estuve en Chile un abogado interpuso a mi favor un recurso de Amparo ante el Primer Juzgado de Garantía de Chile; copia electrónica del documento lo adjunto a esta carta que indica a criterio del Juez, que no violé ningún reglamento o protocolo de ingreso al país, y que la información que proporcioné a las autoridades no era incompatible con los procedimiento de ingreso al país a través de Migración.
A nuestro criterio, como jóvenes revolucionarios, a 50 años de aportes y trayectoria de nuestra organización en la causa social del pueblo panameño, nos consta los innumerables vejámenes que hemos sufrido gobierno tras gobierno en Panamá contra militantes nuestros, pero es inaceptable tener que sufrirlos en otro país en el marco de una invitación internacional para asistir a un seminario educativo entre jóvenes y de carácter público.
Como hemos denunciado, no se trata de un mero trámite migratorio como vimos que Cancillería le respondió al diario El Siglo, sino sobre cómo se me niega el ingreso a un país hermano teniendo mis documentos en orden. Basta mencionar el trato degradante, y el SECUESTRO de mi persona por autoridades policiales de Chile, quienes me impidieron mantener comunicación con el cuerpo diplomático panameño, en una clara violación a normativas internacionales. Si esto no nos indigna como panameños y como defensores de los principios de igualdad y respeto a los Derechos Humanos, entonces estaríamos como país siendo cómplices de tamaña discriminación que a todas luces resulta en el “inconveniente” de ser de izquierda. Tanto Nacional como internacionalmente este tema ha recibido apoyo y solidaridad por lo GRAVE que resulta que una persona sea discriminada por razón de su ideología política, que tiene igual peso a cualquier forma de discriminación por razón de género, raza, creencia religiosa o procedencia. Esta situación ya ha merecido la atención del Instituto Nacional de Derechos Humanos de Chile y demás autoridades que nos estarán brindando apoyo para que este trato a nuestros nacionales no se vuelva a repetir.
Esperando un pronto y justo actuar por parte de las autoridades en el tema,
Revolucionariamente,
Mariela Hidalgo
Frente Estudiantil Revolucionario 29 de Noviembre
FER-29 Panamá