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Fecha Viernes, 04 marzo a las 18:55:35
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Tras la Masacre de Bocas del Toro continúa la barbarie en Panamá
De los Hermanos de FRENADESO Catalunya y Solidaridad Panamá hemos recibido el siguiente mensaje...















De los Hermanos de FRENADESO Catalunya y Solidaridad Panamá hemos recibido el siguiente mensaje:

Tras la Masacre de Bocas del Toro continua la barbarie en Panamá

A penas han pasado unos meses de la Masacre de Bocas del Toro, en donde murieron una decena de personas y centenares fueron heridas y detenidas, a manos de las fuerzas del orden público, que reprimieron ferozmente a manifestantes que clamaban en contra de la nefasta Ley 30 o Ley “Chorizo”, cuando la sinrazón del Gobierno Martinelli vuelve a aparecer en escena con la aprobación de la reforma del Código Minero (Ley 8).

Pertenecemos al colectivo Solidaridad Panamá desde el cual hemos brindado colaboración durante los últimos 3 años a los movimientos sociales panameños que buscan la transformación social y económica de la sociedad panameña. Queremos por esto denunciar las malignas intenciones del Gobierno Martinelli en la reforma del Código Minero y la detención ilegal y posterior deportación a España de los periodistas y activistas de derechos humanos Paco Gómez Nadal y Pilar Chato, que se encontraban cubriendo una manifestación, como observadores, cuando fueron detenidos.

La reforma del Código Minero dispone que otros estados puedan participar en la explotación minera, caso de Corea del Sur que asumiría la explotación de las minas de cobre de Cerro Colorado y Petaquilla. Expertos economistas estiman que hasta un 90% de las multimillonarias ganancias irían a parar a la empresa extranjera, un 6% al Estado panameño y a penas un 4% a los trabajadores, constituyendo un absoluto expolio de la riqueza de Panamá, tratándose de uno de los países con mayores desigualdades sociales y económicas del mundo y con altísimos índices de pobreza, especialmente en zonas rurales e indígenas.

Las protestas no se hicieron esperar en las zonas mineras y otros puntos del país, encabezadas por población de la etnia Gnäbe Buglé y secundadas por ecologistas, activistas y los movimientos sociales panameños, como FRENADESO. Se celebraron varios días como Jornada de Resistencia Indígena y Popular contra la Ley 8, produciéndose protestas y acampadas en la zona, cortes de la Interamericana en diferentes puntos y la toma de la sede de Gobernación en la comarca Gnäbe.

Como ya ocurriera en julio de 2010 en las manifestaciones contra la Ley “Chorizo”, el estado puso en marcha su maquinaria represiva y a través de los antimotines de la Policía Nacional, cargo con dureza contra los manifestantes, produciendo numerosos heridos y detenidos y un fallecido, consecuencia de un accidente.   Entre ellos se encontraban Paco Nadal y Pilar Chato, que a su llegada a España denunciaron que fueron detenidos ilegalmente y sin garantías procesales, que fueron objeto de fuertes presiones y amenazas para que firmaran un retorno voluntario. Se les acusó, sin prueba alguna, de alterar el orden público e instigar las protestas de los indígenas. También quisieron alertar a Naciones Unidas y a la Corte Interamericana de Derechos Humanos del riesgo que corren otros defensores de derechos humanos en Panamá y de cualquier líder social.

Nuevamente la presión popular y la resistencia sientan a una Comisión Gubernamental a una mesa de diálogo junto con una Comisión Coordinadora Indígena. La parte Indígena pide la derogación de la Ley 8, así como la prohibición de la exploración y explotación minera en la comarca Gnäbe y también la liberación sin cargos de los detenidos en las protestas. La parte Indígena se compromete a parar las protestas, movilizaciones y cortes de carretera.

Finalmente y con mucho sacrificio del pueblo se consigue el objetivo, e igual que pasara con la Ley “Chorizo”, Martinelli se ve forzado a derogar la reforma del Código Minero (Ley 8), constituyendo un nuevo triunfo del pueblo y sus organizaciones ante un mal gobierno que trata de imponer políticas que benefician a unos pocos en detrimento de la mayoría. Y se pone de manifiesto que los derechos no los regalan los gobernantes y poderosos, sino que se reclaman y conquistan en las calles.

 








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