Frenadeso Panamá
Fecha Martes, 22 febrero a las 08:36:15
Tema Frenadeso Nacionales


¿Por qué decimos NO a la Minería a Cielo Abierto?
Baje aquí estudio en pdf. Piqueteo Embajada de Corea del Sur martes 22 de febrero, 12:00 p.m. Bajando por el Santuario Nacional hacia Calle 50. Marcha jueves 24 de febrero 4:00 p.m. Parque Porras






Baje aquí pdf:


IMPACTOS DE LA MINERÍA A CIELO ABIERTO. A propósito de las modificaciones al Codigo Minero

William Hughes
Equipo Técnico de FRENADESO

Es difícil que un hombre entienda algo cuando su salario depende de que no lo entienda”. Upton Sinclair

Se ha hecho una práctica en la falsa democracia las supuestas consultas a la ciudadanía para que luego los diputados hagan los que se les venga en gana. El órgano ejecutivo, encabezado por el Presidente de la República, a través de la gestión de los partidos, termina controlando el órgano legislativo, cuyos miembros, los diputados, aprueban los proyectos con criterios políticos y hacen lo que el órgano ejecutivo desea. En muchos casos también controla el órgano judicial. La supuesta consulta que dice haberse hecho en la Asamblea Nacional sobre el Código Minero es otro ejemplo más. El gobierno pretende mostrar que ha habido consultas y que no se trata de una imposición, pese a que el Ministro Ricardo Quijano era quien le daba instrucciones al Diputado Aris de Icaza cuando se le debía cortar la palabra a algún participante. En sólo tres días desfilaron por la comisión respectiva más de 60 expositores lo que nos dice el poco tiempo que cada uno de ellos tuvo para presentar su planteamiento. Otra cantidad de los anotados no se les permitió participar debido a la anticipación del cierre de las consultas. Pero, para los gobernantes esto importa poco; lo importante es dar la imagen que se consultó, aunque, en esencia, las presentaciones hayan sido simple terapia (excepto para los mineros a quienes si se les aseguró menores pagos) porque ya la ley está aprobada anticipadamente. La gran cantidad de propaganda televisiva y radial a favor de las reformas al código minero, hechas por el propio ministro, se añade a la estrategia gubernamental y de los mineros.

Los representantes gubernamentales solo hablan de las supuestas “grandes bondades” de la actividad minera e incluso, califican de “ambientalistas extremistas”, “mentirosos” y otros, para quienes se oponen. Para ellos, y por supuesto, los empresarios mineros, no existen impactos ambientales, sociales y culturales irreparables; todos son reparables, lo cual no es cierto. Hipócritamente también hablan de su preocupación por la pobreza de las comunidades en el área del proyecto, y cómo éste mejorará sus vidas. La pobreza siempre ha estado en el área y en todas parte de la república, pero ahora dicen preocuparse de las comunidades donde están los yacimientos.
Recientemente, en el programa Debate Abierto el Vice Ministro Ricardo Quijano sustentó las modificaciones al Código Minero argumentando que sería la solución a la pobreza de las comunidades. Igual argumento utilizó el Presidente Pérez Balladares cuando insistió en explotar Cerro Colorado. Cuando alguien se atreve a mentir con total ausencia de remordimiento, en representación de un gobierno, la sociedad debe preocuparse. Ello nos dice que la política se ha deteriorado a niveles altamente peligrosos. Esta no es una práctica nueva. También la hemos vivido con los gobiernos anteriores, quienes han sido igual de cómplices de las mineras y de los grupos de poder con intereses en estas actividades. La única verdad es que el interés de los empresarios mineros es ganar el máximo dinero posible, sin importarles nada más. Las supuestas “ayudas” a centros de salud, escuelas, etc., son solo acciones cosméticas para mitigar la oposición a la minería, “ayudas” que incluyen como costos de operación y por tanto, reducen los impuestos que deben pagar al estado. Esta es una cartilla que ejecutan las mineras donde vayan. Hay que ganarse, a toda costa, el apoyo de las comunidades y el de las autoridades locales. En algunos lugares las mineras han regalado computadoras a todos los locales. Estas son sólo migajas, porque la riqueza se la llevan los accionistas de estas empresas, nacionales y extranjeros.

En estos proyectos siempre hay intereses poderosos. El proyecto de Petaquilla es un ejemplo; ha sobrevivido al gobierno del Presidente Endara, cuando se dio la concesión, al del Presidente Pérez Balladares, quien designó al Presidente de la empresa Richard Fifer, encargado de la empresa Cerro Colorado y del sector minero, al de la Presidenta Mireya Moscoso, quien designó a Fifer Gobernador de Coclé y a un copartidario Director de la Anam. El jefe del Ministerio de Comercio e industrias de la Provincia de Coclé, área de influencia de la minera petaquilla, era el padre de uno de los directivos de la empresa. También sobrevivió al gobierno del Presidente Martín Torrijos. Su viceministro de gobierno y justicia, Marcel Salamín pasó pronto a la junta directiva del proyecto petaquilla. La empresa continuó operaciones quebrantando la ley, sin estudio de impacto ambiental y sin autorización de la ANAM, y recurrió a la Corte Suprema con acciones dilatorias que dicha institución apoyó con su silencio cómplice. Mientras, la empresa continuaba sus actividades y empezaba la explotación del oro. Todavía el silencio de la Corte Suprema continúa.

INMET-Minera Panamá, empresa también responsable de lo actuado por su ex socia, Petaquilla Gold, y para la cual se hace la modificación del código minero, reconoce que se quedarán con casi el 90% de lo que genera el proyecto. (EIA, Anexo XXIII, tablas 19,21,22 y 23.) A precios actuales, el valor de los minerales que extraerá la empresa durante los primeros 30 años equivale a 84,000 millones de dólares. El valor del yacimiento completo sería de 105,000 millones de dólares. Cuatro veces el producto interno bruto de Panamá. Sin embargo, a campesinos les han quitado tierras a precios miserables y algunos afirman que no les han pagado siquiera. Grupos indígenas Ngobe Bugle también serán expulsados del área. Miembros de bufetes poderosos de abogados han comprado tierras y titulado tierras del estado y luego se la han vendido a la minera. Los precios reales de venta se desconocen. Si les preocupa la pobreza porqué no hacen accionistas a los pobladores en vez de comprarles o quitarles sus tierras? Esto no evita la contaminación que produce las minas pero al menos los haría menos hipócritas. Así también ocurrió con la Mina Santa Rosas, en Cañazas de Veraguas.

La minería a cielo abierto es devastadora.
Implica la deforestación de grandes extensiones. Minera Panamá reconoce que utilizará, al menos, 6000 hectáreas en la primera parte de la explotación, a las que se les deben añadir las de Petaquilla Gold del grupo de Richard Fifer. La concesión original es de 13,000 hectáreas con derecho a solicitar todo territorio necesario para la explotación del yacimiento y la obligación del estado de dárselo. La deforestación produce desertificación, gran sedimentación, pérdida de fertilidad de los suelos afectando la agricultura y la ganadería, y contaminación de quebradas y ríos, afectando la vida acuática debido a la baja oxigenación, así como la salud de las comunidades que utilizan esta fuentes de agua para uso doméstico. También es una seria amenaza a la biodiversidad y contribuye al cambio del clima y las secuelas que esto produce. Estos daños, incluyendo el valor de la madera que utilizan y destruyen, sin pago alguno, no se contabilizan como costos del proyecto y pérdidas de las comunidades y del país. Pero, los gobernantes y mineros continúan diciendo que todo esto es reversible, mitigable. Falso. La deforestación se considera una de las mayores amenazas ambientales en Panamá y el mundo. (Biodiversity and Tropical Forestry Assessment of the USAID/Panama Program, 2004, p.v) Con este argumento de gobernantes, empresarios y mineros se ha hecho la deforestación que existe en el mundo y se ha producido el serio problema para la vida que representa el cambio climático.

La deforestación también produce liberación (en algún momento) de carbono capturado, así como la pérdida de capacidad de captura de CO2. Un estudio de Golley (1975), por ejemplo, registra la existencia en el Darién de bosques tropicales húmedos, con una fitomasa de 276 y 378 toneladas métricas por hectárea. Igualmente, el inventario biológico realizado en el marco de los Estudios de Alternativa del Canal, señalan estimaciones basadas en el volumen de madera comercial extraída, señalando un promedio de 225 toneladas métricas por hectárea. (Dames and Moore, p. A-67) Por su parte, las estimaciones realizadas para las áreas boscosas de la “cuenca vieja” del Canal, señalan que una hectárea de bosque maduro produce 354 toneladas de biomasa y una hectárea de bosque secundario produce 200 toneladas. (STRI, USAID y ANAM, 1999, p.42)

El área deforestada por Minera Panamá en la explotación de los primeros 30 años, 6,000 hectáreas, representarían, al menos 1.5 millones de toneladas de biomasa, la cual, incrementaría las emisiones de CO2 de Panamá, según sea el tratamiento de la biomasa.

La minería de cielo abierto utiliza enormes cantidades de químicos mortales (cianuro, ácido sulfurico, nitrato de amonio y, al menos, otra centena de químicos). Todas las mineras y gobiernos que las apoyan siempre dicen que tomarán todas las medidas necesarias, aplicando estándares internacionales, para evitar derrames y contaminaciones, pero la realidad siempre las desmienten. En todas las minas siempre se producen derrames de material con tóxicos, accidentes, derrumbes, etc., algunos conocidos y otros que solo las comunidades conocen. Los impactos podrían disminuirse, pero ello supone grandes gastos de dinero que las mineras no están dispuestas a pagar. Efectos como los drenajes ácidos y alcalinos y sus consecuentes contaminaciones de las fuentes de agua subterránea y de ríos y quebradas con metales y metaloides, suponen acciones de mitigación a perpetuidad, por siempre, así como la mantención a largo plazo de los desechos tóxicos de los diques de relaves y sus potenciales efectos. Son los países los que terminan haciéndose responsables de estos costos, ya sea en dinero o en los daños que ocasionan estos desechos. El uso del cianuro para la extracción de oro y plata también produce otros compuestos químicos como resultado de su mezcla con la roca mineralizada, que generalmente no se monitorean y que también producen contaminación. Los daños jamás podrían evitarse.

Recientemente en el camino hacia coclesito, un camión cargado de nitrato de amonio se volcó y derramó su contenido en el río cascajal y se le recomendó a la comunidad no utilizar el río, al menos, durante 10 días. Esto se publicó 15 días después de ocurrido el accidente. Se trata de químicos altamente tóxicos, tanto como el cianuro. El desastre en el río cascajal lo más probable es que quede impune. En Internet abunda la información sobre deslaves producidos por las minas y sus devastadores efectos sobre el ambiente, la vida de la población y los ecosistemas. Pero, para los mineros y gobernantes todo esto son solo “mentiras” de los “ambientalistas extremistas” que quieren que “todo se quede como está” y que están en contra del “desarrollo” de las comunidades.

La minería a cielo abierto produce enormes cantidades de desechos contaminados. Producir una o­nza de oro requiere procesar 14 toneladas de material de roca. El desecho es de 14 toneladas porque apenas se le quita una o­nza, el oro. Para extraerlo se utiliza cianuro diluido. Petaquilla Gold planea sacar casi un millón de o­nzas de oro, por lo que producirá, aproximadamente, 14,000,000 (14 millones) de desechos contaminados con cianuro, con el agravante que al triturarse el material su volumen se expande en 25 por ciento. Otra gran cantidad de compuestos se forman debido a la química del cianuro, que pueden ser altamente tóxico según las composiciones de la roca tratada, pero que generalmente no se monitorean y, por tanto se invisibilizan. Su producción sería aproximadamente 1,000,000 (un millón) de o­nzas de oro, con una producción anual de 120,000 o­nzas. A los precios actuales ello supone una producción de 1300 millones de dólares, de los cuales, al estado y a las comunidades les toca migajas. Ello supondría el uso de 70 toneladas de cianuro mensualmente, de 840 toneladas al año, y de 8,400 toneladas de cianuro si la vida del proyecto es de 10 años. En el proyecto de INMET-Minera Panamá es posible extraer cinco (5) veces el oro de Petaquilla gold. La cantidad de químicos contaminantes, mortales, también es inmensamente superior. El cianuro es un químico altamente letal que puede existir de distintas formas. Se reconoce que altas dosis de cianuro producen daños cerebrales y del corazón, pueden producir coma y la muerte. En dosis bajas puede causar “problemas respiratorios, dolores cardíacos, vómitos, alteraciones en la sangre, dolores de cabeza y crecimiento de la glándula tiroides” (ATSDR 1997). Los mineros, de manera irresponsable minimizan este riesgo potencial utilizando ejemplos ridículos, señalando que hasta en los alimentos y el vino está presente el cianuro. Defender la extracción de oro y otros minerales mediante el uso del cianuro con estos argumentos es altamente irresponsable y expresa el menosprecio de estos sectores sobre la vida humana. Insistimos, las mentiras de los gobernantes y empresarios deben pagarse con la cárcel.

Los eventuales accidentes que siempre ocurren en las minas producen daños ambientales de corto plazo, que se expresan, usualmente, en catástrofes. A largo plazo, los desechos contaminados por la utilización de cianuro y de otros químicos, además de la roca esteril con minerales no explotables debido a sus bajas concentraciones, produce el traslado de metales y metaloides, que mediante filtraciones contaminan las fuentes de agua subterráneas y superficiales. Este proceso puede ser de muy largo plazo, y generalmente, se manifiesta después que la mina ha cerrado, la empresa se ha ido y las riquezas ya han sido apropiadas por los accionistas de las empresas. El Vice ministro Ricardo Quijano, con absoluto desconocimiento de estos efectos, se atrevió a decir en un programa de televisión que no existe contaminación con plomo en la extracción de oro y cobre. Debiéramos penalizar las mentiras de quienes dirigen el país, para acabar con este descaro.

INMET, a través de Minera Panamá estima extraer en 30 años, 2,700,000 (2.7 millones) o­nzas de oro, 45,228,358 o­nzas de plata, 212,300,300 (212.3 millones) libras de moligdeno, y 7,640,850 toneladas de cobre (16,720 millones de libras). Para ello tendrá que remover, aproximadamente, 3,000,000,000 (3,000 millones) toneladas de roca, de las cuales, 2,200,000,000 (2,200 millones) toneladas tendrán mineral explotable. Las estimaciones del yacimiento es de 19,600,000 libras de cobre, 361,000,000 libras de moligdeno, 4,960,000 o­nzas de oro y 98,700,000 o­nzas de plata, para lo cual se requerirá remover casi 3,500,000,000 (3,500 millones) toneladas de roca, y su consecuente desecho contaminado. Esto supondrá que la empresa ejerza el derecho de prórroga del contrato por 20 o 30 años más. Este proyecto equivale a 250 veces el tamaño de la mina Petaquilla Gold, lo que potencia gravemente los efectos de contaminación. Aquellos que han observado las enormes tinas de lixiviación con cianuro de Petaquilla Gold, deben proyectar semejantes tinas 250 veces más grande para tener una idea del potencial impacto que se tendrá en el área, de topografía muy irregular, fácilmente erosionable y de gran precipitación lluviosa. Otras 800 toneladas de cianuro por año se requerirán para extraer el oro y otra gran cantidad de químicos altamente contaminantes para la extracción del cobre, la plata y el molibdeno.

Extraer una tonelada de cobre (2,200 libras) requiere remover casi 400 toneladas de roca, como promedio, lo cual podría equivaler a 9,400 sacos de cemento, o 25 a 30 camiones con capacidad de carga de 20 yardas. Por ello, este tipo de minería utiliza camiones inmensos, de más de 200 toneladas de carga, lo que equivale a 10 o 12 camiones corrientes de 20 yardas. Esta fase de explotación podría requerir 15,525,000 cargas en camiones de 240 toneladas. Es una operación que no podemos imaginarla siquiera debido a que no tenemos experiencia en este tipo de minería. El material tratado con ácido sulfúrico, cianuro y otros químicos altamente tóxicos producirá 27,289,000 toneladas de concentrado de cobre, y desechos contaminados de aproximadamente 2,160,000,000 (2,160 millones) de toneladas. Se sacará del país el 1.2% del material con el concentrado del cobre y el resto queda como desecho tóxico, además de la roca esteril que no es rentable su explotación, pero que también produce drenajes tóxicos y emisiones de gases.

Una parte de este material debe ser removido para poder llegar al yacimiento de cobre rentable de explotarse. Aunque se piense que este material puede colocarse en cualquier lugar, esto no es cierto, porque contiene distintos tipos de minerales altamente peligrosos, aunque no sea rentable su explotación, como el plomo, zinc, níkel, cadmio, cobre, bismuto, antimonio, arsénico, entre otros. Este material, en contacto con la lluvia y el aire, produce gases y drenajes de metales pesados y compuestos químicos que son contaminantes de fuentes de agua subterráneas y de ríos y quebradas. Hablamos de millones de toneladas de material.

Tendríamos dos tipos de desechos contaminantes, cuya contaminación no se puede evitar. Siempre producirá contaminación. Para disminuir los impactos exigen tratamiento y mantenimiento a perpetuidad, para toda la vida, cuyos costos no los pagan las mineras, y los países subdesarrollados no pueden cubrir semejante gasto . El resultado final es la contaminación, con serias implicaciones a la vida humana. Primero, el material extraído que no es rentable su explotación (roca esteril) y que queda expuesto a lluvias y vientos, con su secuela de drenajes de minerales pesados peligrosos ya mencionados, y elementos químicos llevados a fuentes de agua subterránea y quebradas y ríos, y los gases emitidos a la atmósfera. Aproximadamente 800,000,000 (800 millones) de toneladas de material. Luego, el material acumulado tratado con químicos, que según la propia INMET-Minera Panamá, se mantendrán en varios diques de hasta 80 metros de altura y 11 kilómetros de largo. Es como si construyéramos una gran represa de 80 metros de altura y un enorme lago lleno de desechos contaminados debido a la extracción del cobre y demás minerales. Solamente el 1% del material será sacado del país con un concentrado de cobre de 28% para ser refinado en el exterior. Esto significa que el 99% de las 2,200 millones de toneladas de material tratado con químicos quedan en el país como desechos tóxicos. Son montañas gigantescas de desechos tóxicos.


Estos relaves acumulados son de alta peligrosidad para la vida de los pobladores y los ecosistemas debido a que contienen metales y metaloides tales como el plomo, zinc, níkel, cadmio, cobre, bismuto, antimonio, arsénico, y otros, además de todos los químicos tóxicos con el que extraen los minerales rentables. Ejemplos de desastres abundan en el mundo debidos a que las represas colapsan. Ver http://alertaplomo.org/alto-al-plomo/relaves-mineros-causan-desastre-ambiental-en-huancavelica Estos desechos requieren tratamientos altamente costosos que las empresas mineras prefieren evitar, cuestión más fácil en países donde la corrupción impera, con legislaciones mineras muy débiles y con instituciones sin capacidad de fiscalización y control. Prefieren verter estos desechos sin preocuparse de las contaminaciones que producen. Siempre ocurren filtraciones de los relaves acumulados en los diques de cola, y del material no rentable, de metales y metaloides, de alta peligrosidad a la vida humana. Esta contaminación aparece, incluso, varios años después de que se haya cerrado la mina debido a que son filtraciones “silenciosas”, como otras experiencias lo muestran. La contaminación no se puede evitar y disminuirla supone la asignación de por vida de personal para que atienda las filtraciones que producen los desechos tóxicos. Un equipo humano tendría que ser contratado a perpetuidad con la asignación de los recursos necesarios. A esto no están dispuesto los mineros y los accionistas de las mineras.

Existe un tercer tipo de desecho de material tóxico resultado de la planta de filtros. Allí llega el material a través del mineraloducto y en tanques de agitación paralelos se aumenta el contenido de sólido, de 10% a 70%, el cual es enviado a un tercer tanque. Luego, con prensas de alta presión se disminuye a un nivel de 8% a 10%, el contenido de agua del concentrado de cobre. El agua que se va extrayendo en cada proceso requiere ser tratada para disminuir su impacto ambiental. La falta de controles de este proceso también puede producir serios impactos negativos a la vida acuática, donde usualmente se vierten estos residuos.

En Argentina, país de mayor tradición minera que Panamá, los informes de incumplimiento de las mineras y la contaminación que producen, son abundantes en proyecto similares al de cobre en Petaquilla. En La Alumbrera donde se produce 180,000 toneladas de cobre y 600,000 o­nzas de oro, se confirmó que el dique de colas no tiene impermeabilización y que las filtraciones llegan al río Vis Vis. Dos poblaciones están a la orilla del río quines están afectados por la contaminación. Pobladores también han demandado a la minera, sin hasta ahora algún resultado. También se han verificado roturas del mineraloducto desde 1999 y sus consecuentes contaminaciones sin que se haya podido detener la explotación. Todos los derrames han sido denunciados por las comunidades afectadas, pero, jamás por la policía minera, por el gobierno o por la empresa. Además, los funcionarios públicos van en los vehículos de la empresa y son estas las que facilitan toda la logística para la inspección, lo cual hace dudar de la imparcialidad de los entes gubernamentales. Las poblaciones se sienten desamparadas frente a la impunidad de las empresas.

En el EIA presentado por Minera Panamá-INMET MINING CORP. a la ANAM, solo se menciona un mineraloducto de aproximadamente 25 kilómetros, para trasportar el cobre de la mina al puerto que se construirá en Punta Rincón. Sin embargo, en estudios previos la empresa mencionó la construcción de dos tuberías para trasportar el cobre, una en la costa del atlántico (Punta Rincón) y otra que llegaría a Bahía Honda, en las provincias centrales. Este último tendría una longitud de 183 kilómetros. En el EIA presentado, esta última tubería ha desaparecido, sin embargo, el argumento utilizado en el estudio previo era que parte del mineral utilizaría las refinerías de la costa este del continente americano y otra parte las de la costa oeste. Por arte de magia, sin explicación alguna, el mineraloducto hacia la costa del océano pacífico ha desaparecido. Aún cuando ahora no se incluyó el segundo mineraloducto, de requerirse después no habría posibilidades de impedírselo a la empresa cuando esté operando. Son estrategias que también utilizan las empresas para disminuir la oposición. La experiencia es que estas tuberías, por donde se transporta material con tóxicos, siempre sufren roturas y se convierten en otra fuente de contaminación.

La empresa Xtrata Cooper, la principal accionista de la minaLa Alumbrera, reconoció en el 2003 que había tenido 806 “incidentes medioambientales y de seguridad en sus siete minas y refinerías”, lo que resultó en 5 trabajadores muertos, 27 heridos y 56 trabajadores quedaron sordos. Xtrata es una empresa de gran trayectoria en la industria minera y que su experiencia, según el Ministro Roberto Henriquez y el Vice Ministro Ricardo Quijano, serían una garantía para asegurar que no habría contaminación y lesiones a la vida humana.

En Perú, otro país de gran tradición minera, en el año 2010 se comprobó queMineraCaudalosa había contaminado el 100% del caudal del río Escalera y sus afluentes, los ríos Huachocolpa, Opamayo, Montaro, Chunomayo, Carhuapata, Loqlos, Huayllay Chico, Ocopa y Sicra, debido a la ruptura de los diques de cola, cuyos muros los habían hecho con la roca esteril de la explotación de cobre. Los estudios revelaron que los niveles de una variedad de metales sobrepasaban, por mucho, los límites permitidos. Se encontraron altas concentraciones de cadmio (45 veces lo permitido), manganeso (39 veces), plomo (18 veces), además de arsénico, cobre y hierro. El 40% de la población fue afectada por la contaminación, quienes utilizan el agua para consumo doméstico, así como a agricultores y ganaderos. El Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin) había hecho una inspección en el año 2009 y detectado fallas en los diques, entre otras irregularidades, las cuales debió atender la empresa. Los pobladores acusan a las autoridades de mina de no tener interés en fiscalizar seriamente a las mineras. Se reporta en el área la existencia de 50 minas abandonadas y 7,500 toneladas de desechos tóxicos y contaminantes. La empresa fue multada, pero sus representantes inmediatamente apelaron la cantidad e promovieron otras acciones dilatorias, pidiendo explicación de “porqué la multa alcanzaba esa cifra”. Esto nos recuerda el recurso que presentó Minera Petaquilla (ahora Petaquilla Gold) ante la Corte Suprema, pidiéndole “aclaración del significado de la sentencia”, la cual había emitido después de mucho tiempo de estar pendiente. Son acciones dilatorias de las empresas para continuar haciendo lo que quieren. Las multas son tan insignificantes, en comparación con las ganancias, que nada les importa.

Pese a la experiencia de las instituciones de Perú en materia minera, no tienen la capacidad para evitar que las mineras hagan lo que quieran, hasta que ocurre un desastre. Las filtraciones silenciosas, que demoran décadas en manifestarse como problemas, pasan desapercibidas. Ejemplos de contaminaciones mineras abundan en el mundo, pese a que gobernantes, empresarios y mineros siempre le restan importancia. Se estima que en Estado Unidos existen más de 500,000 minas abandonadas y que costará hasta 72,000,000,000 ($72,000 millones) de dólares enfrentar la contaminación que han causado. Esta patética realidad contrasta con la reacción del Vice Ministro Ricardo Quijano, quien recientemente, frente a la pregunta que le hiciera un periodista sobre las denuncias en Coclé del Norte de gran cantidad de peces muertos, y la posibilidad de que Petaquilla Gold fuera la responsable, se atrevió a afirmar que “es la minería ilegal la que produce la contaminación y que la minería legal no causa contaminación”. Estas son acciones desesperadas y nada responsables, por decir lo menos.

Panamá por su parte, a través de la Autoridad Nacional del Ambiente, se ha declarado incapaz de siquiera analizar el Estudio de Impacto Ambiental presentado por la empresa INMET-Minera Panamá, de más de 14,000 páginas, y ha tenido que contratar una empresa consultora para que haga el trabajo, y el costo de 800,000 balboas será pagado por la empresa, lo cual, además, hace desconfiar de la imparcialidad del trabajo. Si países de mayor trayectoria minera no son capaces institucionalmente de garantizar el monitoreo, fiscalización y control de las empresas mineras, sin dudas que menos la tiene Panamá.

El uso de grandes cantidades de explosivos puede producir fracturas geológicas y también libera amonio y nitrato, químicos altamente tóxicos. En la explotación de la mina en Petaquilla, INMET-Minera Panamá podría utilizar 1,000,000 (un millón) de toneladas de explosivos, para remover 3,000,000,000 (3,000 millones) toneladas de material rocoso, lo cual equivale a 10 veces el poder de la bomba atómica en Hiroshima. El amonio es casi tan tóxico como lo es el cianuro. El uso de explosivos produce emanaciones de oxido nitroso, un compuesto responsable de la lluvia ácida con vasto impacto negativo en la producción de alimentos en el mundo.

Como medio para disminuir los efectos dañinos, usualmente las empresas optan por cubrir con tierra las grandes represas de relaves y algunas, incluso, siembran árboles sobre este suelo, pero ello no evita la contaminación de largo plazo. Esto es sólo esconder la suciedad bajo la alfombra. La filtración de los metales y metaloides continuará siempre, contaminando las fuentes de agua subterráneas y superficiales, y el costo posterior de limpieza y las secuelas de enfermedades debido a la contaminación, terminan pagándola los países y pobladores.

Prohibición de la lixiviación con cianuro en la minería de cielo abierto. Desde 1998 en el Estado de Montana, Estados Unidos, se aprobó una ley que no permite la minería mediante lixiviación con cianuro. Las cortes judiciales de Turquía y Grecia también lo han prohibido. En el año 2000 lo hizo la república Checa. En el mismo año se emitió la “Declaración de Berlín” en la cual se señala que “Tomando en consideración la economía, la conservación del agua, química y protección de la naturaleza, las minas de oro usando cianuro a cielo abierto no son autorizadas bajos las leyes de Alemania y de la Comunidad Económica Europea”. Entre los argumentos se incluye que “Las tecnologías necesarias para la seguridad (como detoxificación, neutralización, reducción de la disponibilidad para los ecosistemas entre otros metales pesados) están solo al alcance de manera limitada. Esas tecnologías no pueden garantizar la existencia de la minería de oro segura”. También incluye la “Declaración” que las principales empresas mineras de oro “están concentradas en países pobres y regiones con bajos costos de producción, e insuficientes estándares legales y de control”.

La enorme deforestación, el uso de explosivos y el movimiento de personas y equipos de gran tamaño, producen gran emisión de polvos, sedimentación y ruidos, que provocan desplazamiento de animales como arañas, alacranes, serpientes, jaguares, tigrillos y otros depredadores, que afectan los pobladores del área. Un camión de 240 toneladas, por ejemplo, miden 7.6 metros de ancho, 6.5 metros de alto y 13 metros de largo. Utilizan 400 litros de aceite y, diariamente, 1840 galones de combustible. Su mantenimiento y reparaciones también producen desechos altamente contaminantes. Durante los primeros 10 años se requerirían entre 35 a 40 camiones de este tamaño para mover 150,000 toneladas diarias. Después aumentarán para mover 225,000 toneladas diarias. A ello hay que añadirle toda la otra maquinaria que se requiere para la extracción del material, tales como palas eléctricas, perforadoras giratorias, topadoras de orugas, motoniveladoras, cargadores frontales, camiones cisternas, entre otros. Es una flota de equipos de gran tamaño que también produce grandes cantidades de desechos y contaminación ambiental. El consumo anual de combustible de la flota de camiones representaría el consumo mensual de 132,000 vehículos, con lo cual se incrementa las emisiones de CO2 y presionaría hacia el alza de los precios del combustible, costo que pagarían todos los usuarios.

La minería de cielo abierto utiliza enormes cantidades de agua. Por ejemplo, el proyecto de cobre, plata y molibdeno, ubicado en Moquegua, Perú, utilizaría 22 millones de metros cúbicos de agua por año, para procesar diariamente 85,000 toneladas de roca. El proyecto de INMET-Minera Panamá en el área de Petaquilla planea procesar un promedio diario de 182,500 toneladas de roca, durante 30 años. Ello podría representar un consumo anual de 47 millones de metros cúbicos de agua, es decir, 47,000 millones de litros de agua, o 12,430 millones de galones de agua. Hablamos de 1,500 litros por segundo. Esto equivale a 226 tránsitos por el canal de Panamá, casi 6 días de tránsitos. El agua utilizada por la minera representaría el consumo de agua de la ciudad de Panamá por 50 días. A esto se debe añadir el consumo de agua debido al sistema de transporte del concentrado de cobre a través del mineraloducto, cuya composición es de 10% de sólidos. Ello podría aumentar el consumo de agua equivalente entre 10 y 12 días de tránsito por el canal y hasta 6 meses el consumo de agua de la ciudad de Panamá. Si añadimos el consumo de agua que actualmente tiene la empresa Petaquilla Gold para la extracción del oro, podríamos hablar del consumo de agua de la ciudad de Panamá durante ocho (8) meses. Es un consumo de agua gigantesco, sin que paguen un céntimo siquiera.

Este es uno de los impactos más notable de la minería de cielo abierto, produciendo una competencia con las comunidades por el uso doméstico de agua, para la agricultura y la ganadería. En varios países las empresas deben solicitar permiso al municipio para el uso del agua, producto de esta competencia. También el uso del agua es pagada por la empresa, aunque en la mayoría de los países subdesarrollados a las empresas se les regala. No pagan nada por el uso del agua.

La minería de cielo abierto implica abrir hoyos gigantescos, que la poca experiencia en Panamá sobre este tipo de minería impide que la imaginemos siquiera. En el caso de la mina de cobre-molibdeno, plata y oro de INMET-Minera Panamá en Petaquilla, la explotación equivale a abrir un hueco de cuatro (4) kilómetros de ancho y 300 metros de profundidad. Si la profundidad fuese de 400 metros su ancho podría ser de 3.5 kilómetros. El recorrido alrededor del hoyo producido por la mina podría ser de 11 a 12 kilómetros, tanto como el largo de las represas donde se depositará el material de desecho contaminado. La explotación de la mina de cobre-oro-plata-molibdeno de INMET en el área de Petaquilla, a través de Minera Panamá, se pretende hacer mediante tres (3) excavaciones, por lo que tendríamos, no uno sino, tres hoyos en el área, con diámetros no menores de un kilómetro cada uno y profundidad de 400 metros. Con esto también los sitios potenciales de contaminación se amplían. (Foto: Mina Alumbrera, Argentina)

El tener que hacer estos enormes hoyos a grandes profundidades (algunas minas tienen hasta 1000 y 2000 metros) obliga a sellar las fuentes de agua subterránea que encuentran durante la excavación, para evitar la inundación del área donde trabajan. Esto a su vez, afecta el caudal de ríos y quebradas que son alimentados por las fuentes subterráneas, así como la fertilidad de los suelos. La ganadería y la agricultura se ven afectadas seriamente. La devastación de bosques y ecosistemas que implica la minería de cielo abierto agravan la situación ambiental. Petaquilla Gold y Minera Panamá están desarrollando enormes proyectos en un área protegida perteneciente al corredor biológico mesoamericano, una con la mayor biodiversidad del mundo. Ninguno de estos impactos son considerados por las mineras, y tampoco por los gobernantes de los países, sobre todo subdesarrollados, que se convierten en defensores de oficio de las empresas mineras. (Foto: Mina Utha, USA)

El gobierno del Presidente Ricardo Martinelli, ha estado haciendo propaganda a favor de las modificaciones del Código Minero utilizando los videos de Minera Panamá como fondo del comercial grabado por el Ministro de Comercio e Industrias, Roberto Henríquez. Esto nos dice de las relaciones entre gobernantes y los propietarios de las empresas y fortalece la desconfianza del público.

La minería a cielo abierto consume enormes cantidades de energía eléctrica. Los proyectos mineros de grandes dimensiones como los de cobre, exigen enormes consumos de energía eléctrica. Esto conlleva a generar otros impactos ambientales y sociales, que deben ser considerados seriamente. El proyecto de cobre, oro, plata y moligdeno de INMET-Minera Panamá, y repetimos, para la cual se realizan las actuales modificaciones al código minero, incluye también una planta de generación eléctrica a base de carbón, con capacidad de generar 300 megavatios, de la cual utilizará el 70%. El proyecto La Alumbrera, en Argentina, utiliza como propaganda el ser el principal consumidor de electricidad, representando su consumo el 80% de todo el consumo de la Provincia de Tucumán.

Tal práctica, de permitirla Panamá, contrasta con el discurso que el hasta hace poco director de la ANAM, el Sr. Javier Arias Iriarte, rindiera en la XV Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático y la V Reunión de las Partes del Protocolo de Kyoto, el 18 de diciembre de 2009, en el cual expresaba el compromiso de Panamá en la lucha contra el cambio climático.

Es sabido ampliamente que la generación eléctrica a base de carbón es altamente contaminante y generadora de emisiones de CO2 y de gases de efecto invernadero, causantes del calentamiento global y de la lluvia ácida, con sus implicaciones para la producción agrícola y la vida de los seres vivos.

Un estudioso del tema de las represas, Phillips Fairnside, investigador del Instituto Nacional para la Investigación de la Amazonía y Profesor de la Universidad de Michigan, refiriéndose a la hidroeléctrica de Balbina, Brasil de 300 megavatios, dijo que “para igualar las emisiones de carbono de este proyecto se tendría que quemar petróleo durante 250 años generando el mismo nivel de electricidad”. (Fearnside, Philip. Hydroelectric Dams in the Brazilian Amazon as Sources of Greenhouse Gases. National Institute for Research in Amazonia. Environmental Conservation Vol 22, Nr. 1, Spring, 1995. Switzerland.)

Se sabe que las hidroeléctricas, en general, emiten menos CO2 que las plantas que utilizan carbon, según sean las características de la hidroeléctrica. Incluimos la apreciación de Fairnside para tener idea de lo que significa una planta de generación de electricidad a base de carbón, con igual capacidad que la Hidroeléctrica de Balbina, en Brasil.

Un estudio del grupo Energianow, incluyó el cuadro que reproducimos aquí, mostrando la relación entre las emisiones de CO2 debido a la generación de electricidad según sea la fuente. La generación a base del uso del carbón es 10 veces más contaminante de CO2 que la generación utilizando agua. (René R. Domínguez, Emisiones de CO2 y consumo de energía mundiales, 2008, p.3 www.energianow.com)

Frente al cuestionamiento que se hizo en el Foro Público sobre la utilización de carbón para la generación de electricidad, los representantes de Minera Panamá-INMET, y de Golder Associates, quienes hicieron el estudio de impacto ambiental, se limitaron a decir que para “reducir” el impacto utilizarían carbón de “bajo contenido de azufre”. Cualquiera que conoce el tema sabe que esto no es respuesta seria. El usar este tipo de carbón, si fuera cierto, no excluye su alto nivel de contaminación, como se observa en la tabla anterior. Trescientos (300) megavatios equivalen a 0.3 gigavatios, por lo que una planta de generación electrica a base de carbón produciría aproximadamente, 300 toneladas de CO2. Esto no lo menciona para nada el estudio de impacto ambiental, como tampoco está considerado como costos que tendría que compensar el proyecto.

La minería produce drenajes ácidos que se convierten en una de las fuentes de mayor contaminación. Estos se forman debido al contacto de minerales sulfurados con el agua o el aire, resultando en ácido sulfúrico. Bacterias presentes en las rocas se reactivan debido a la mayor oxigenación que produce la remoción del material, acelerando la reacción química. El ácido sulfúrico disuelve los metales pesados como el plomo, zinc, cobre, arsénico, mercurio, cadmio y otros, presentes, tanto en el cúmulo de desechos tratados con químicos, como en el material descartado debido a la baja concentración de metales, lo que hace que no sea rentable su tratamiento. Estos metales se desplazan y contaminan las fuentes subterráneas de agua y a quebradas y ríos. Los drenajes ácidos usualmente son percibidos después que la mina ha cerrado y sacado las riquezas de la mina.

Otros impactos de la minería de cielo abierto. Usualmente este tipo de minería implica la reubicación de poblaciones que habitan dentro del área del proyecto ya que el mismo requiere grandes extensiones de territorio. Sitios arqueológicos son destruidos ya que la minería hace imposible su conservación o salvamento. En el distrito minero de Petaquilla, como se le conoce el área, existen, al menos, cuatro comunidades de la etnia Ngobe Bugle que serán desalojados, así como cientos de sitios arqueológicos, los cuales serán destruidos. A los mineros, empresarios y accionistas, y a los gobiernos que priorizan el dinero a cualquier cosa, estos sitios son de poca relevancia, y son de interés solamente de “idealistas”, antropólogos y de los grupos indígenas. Lo más importante es el oro, cobre, plata, molibdeno o cualquier mineral rentable que puede ser extraído.

Impactos Económicos. Uno de los argumentos del gobierno del Presidente Ricardo Martinelli para modificar el Código Minero es que “hay que adecuarlo a las condiciones modernas de la actualidad” porque es un instrumento “muy viejo, de 1973”. Esta adecuación, dicen, implica “aumentar los ingresos que recibirá el estado” como resultado de las modificaciones. El cuerpo esencial del Código Minero, ciertamente que corresponde a 1973, sin embargo, con posterioridad este ha sufrido cambios tan significativos como los que propone el actual gobierno. Incluso, los cambios propuestos por el gobierno en materia de minería metálica (oro, plata, cobre y similares metales), se refieren a cambios que se hicieron en 1988, cuando se redujeron las regalías para el Estado de 11% a 2%. Ahora la modificación es aumentarlas a 4%, cifra inferior a la de existente antes de 1988. Las modificaciones a la minería no metálica (arena y piedra) si corresponden a lo establecido en 1973, así como la permisión que ahora se plantea para que gobiernos extranjeros participen en la explotación de proyectos mineros. Por ello, cuando en febrero de 1988 los mineros, con el apoyo del general Manuel Antonio Noriega, se plantearon modificar el Código, también sustentaron que era para modernizar el de 1973, así como ahora el gobierno utiliza el mismo argumento.

Los aumentos en regalías y otros cobros por concesiones e inspecciones, son insignificantes, en comparación con las ganancias que se quedan las empresas. Incluso, los mineros lograron durante el primer debate que se les disminuyeran los cobros por inspecciones, siendo ridículas las cifras originales. Hemos advertido previamente, que en países de mayor tradición minera, donde también tienen mayores regalías y cobros por concesiones e inspecciones, además de contar con una legislación que, al menos en teoría, es más estricta en materia ambiental, aún así los daños ambientales son enormes. Es absurdo considerar que la actual modificación del Código Minero busca aumentar, de manera significativa, los ingresos del Estado, y menos afirmar que se fortalece la legislación ambiental. La causa fundamental de la modificación radica en permitir la participación de gobiernos extranjeros en los proyectos mineros ya que INMET-Minera Panamá lo requiere para su financiamiento. El aumento de las regalías es ridículo, aunque digan que es el 100% de aumento, cuando la legislación de 1973 planteaba regalías del 11%. La minería a cielo abierto es una actividad altamente contaminante, que exige enormes sumas de dinero para evitar, disminuir y compensar los daños ambientales, sociales y culturales. Chile recibe el 14% de los ingresos brutos de la minería y esa suma no es suficiente para evitar, disminuir y compensar los daños que causa la actividad. Hablar de un 4% como una gran contribución es irrespetuoso para los ciudadanos.

INMET-Minera Panamá, en 30 años estima obtener 7.6 millones de toneladas de cobre (16,720 millones de libras), 2.7 millones de o­nzas de oro, 45 millones de o­nzas de plata y 96,500 toneladas de molibdeno. El valor de los minerales que la empresa explotará en los primeros 30 años corresponde a 84,000 millones de dólares. Las estimaciones del yacimiento es de 8.9 millones de toneladas de cobre (19.6 millones de libras) , 361 millones de libras de moligdeno, 5.0 millones de o­nzas de oro y 98.7 millones de o­nzas de plata. El valor del yacimiento completo sería de 105,000 millones de dólares. Sin embargo, lo que le queda al país son migajas, áreas devastadas y contaminadas.

En el anexo XXIII (23) del Estudio de Impacto Ambiental, INMET-Minera Panamá considera los potenciales impactos macroeconómicos del proyecto. Aunque tenemos observaciones al método de cálculo, aquí vamos a considerar que sus datos son correctos. Nos concentraremos en los impactos directos del proyecto porque ello nos permite evaluar cuánto aportará el proyecto en salarios de los trabajadores, en impuestos al gobierno y en las ganancias que se queda la empresa y los accionistas. Varios de los impactos indirectos considerados también pueden ser resultado de realizar otras actividades distintas a la minería por lo que es cuestionable la validez de su inclusión.

INMET-Minera Panamá estimó que la mina generaría un producto interno bruto de 32,000 millones de dólares, utilizando precios de los metales inferiores a los del mercado actualmente. Este valor supone la deducción del valor de los insumos utilizados. Los ingresos de la mano de obra durante los 30 años de operación, los estimó en 1,410 millones de dólares o 47 millones anuales. Los impuestos los estimó en 2,070 millones de dólares o 69 millones anuales. La propia empresa estima que los ingresos de los trabajadores representarán el 4.4% y los impuestos el 6.5%, del PIB generado, por lo que a INMET-Minera Panamá se queda con el 89.1%. Esto lo afirma la propia empresa minera. No son inventos de las “ambientalistas extremistas”, “radicales”, calificativos que utilizan miembros del gobierno y promotores de la minería, con el ánimo de descalificar la oposición a la minería de cielo abierto.

Tales cantidades contrastan con la enorme cantidad de recursos naturales que el país ofrece como activos. Los minerales es uno de estos activos y recibe cifras ridículas. Si Panamá cobrara dos (2) centavo por cada litro de agua, ello representaría 940 millones de dólares anuales. Un centavo representaría 470 millones de dólares por año. Se estima que la mina utilizaría anualmente, 47,000 millones de litros de agua. En 30 años, el uso del agua representaría 28,000 millones de dólares o 14,000 millones, según fuese el cobro por litro. Solamente considerando este valor del agua el proyecto ya no sería rentable, por lo que sería absurdo afirmar que el proyecto es sustentable, en tanto que destruye fuentes de agua y otras las contamina. Otro activo son los bosques y sus múltiples servicios, entre los que se cuenta, conservación de fuentes de agua subterránea y superficial, biodiversidad, madera, plantas medicinales, entre otros. Estos activos se destruyen, ya sea mediante el uso de la empresa para construcción o se convierte en desechos, debido a la deforestación que obliga la minería de cielo abierto. Cuántos pies cúbicos de madera el país pierde sin que se le reconozca un céntimo por ello. Cuánta biodiversidad se pierde y cuánto es su valor, al menos de compensación. Los sitios arqueológicos que se pierden; cuánto valor le asignamos. Pero, todavía está pendiente el costo de evitar, disminuir y compensar los daños de contaminación que se ocasionan después que la empresa minera se ha ido del país con nuestras riquezas. De manera que, considerando el uso del agua, los bosque y sus servicios, los sitios arqueológicos y el costo de evitar, disminuir y compensar los daños de contaminación ambiental después del cierre de la mina, ello resulta en un valor superior al que produciría la mina. El proyecto es rentable solamente porque el país regala sus activos de los recursos naturales y paga el costo de la contaminación ambiental, ya sea destinando recursos para evitarla y/o por la imposibilidad de usar el recurso debido a la contaminación. Aquí sólo estamos considerando una parte de la pérdida de activos del país.

Ningún ciudadano puede aceptar que la empresa minera, y menos el gobierno, considere como impactos positivos del proyecto las carreteras que construye, las ayudas médicas, becas, bonos de alimentos, apoyos a las escuelas, etc. Esta es una responsabilidad del Estado y no de las empresas. Además, todos estos gastos los deducen para pagar menos impuestos, por lo que el país termina pagando estas supuestas “ayudas” de la empresa. Esto se relaciona al falso argumento de querer enfrentar la pobreza del área. Sería tanto como decir que entre más miseria existe en un territorio, mejores condiciones existen para desarrollar negocios, lo cual es absolutamente falso. Entre mayor educación, salud, agua potable, servicios básicos, y alimentación tienen las comunidades, más propicio es el ambiente para el desarrollo de las sociedades.

Un verdadero interés en el desarrollo económico implica trascender el simple crecimiento económico, como es lo que usualmente ocurre. Supone considerar proyectos alternativos para desarrollar el área. Las comunidades necesitan caminos de penetración, apoyo a programas de desarrollo agrícola sostenible, instrumentos de comercialización, asesorías técnicas y apoyos con maquinarias, herramientas e insumos, para potenciar sus capacidades de mejorar sus condiciones materiales de vida. Paralelo a ello los gobiernos deben atender las demandas de salud, educación, de agua potable, comedores escolares, entre otras necesidades, para coadyuvar al desarrollo humano sostenible y a la real democracia. El significativo rechazo de las comunidades a la minería a cielo abierto demuestra que no es este tipo de “desarrollo-destructivo” que aspiran las comunidades y la ciudadanía en general.

Para el crecimiento económico de Panamá, el desarrollo de la minería a cielo abierto tampoco es necesario. Puede ser necesario para aumentar las ganancias de algunos cuantos. La economía ha crecido en promedio, en los últimos cinco años, a tasas del 8%, sin necesidad de este tipo de proyectos que son profundamente dañinos para la vida humana. Tampoco Panamá necesita de la explotación del cobre, el oro, la plata o el moligdeno. Son los países desarrollados los principales demandantes de este mineral, los mayores emisores de CO2 y de gases de efecto invernadero, como resultado de prácticas productivas y consumistas depredadoras del ambiente. Los siete (7) países más grandes consumen el 70% de toda la producción mundial, y la riqueza está distribuida de manera similar. Se ha demostrado que con prácticas productivas y consumistas que se correspondan con un desarrollo humano sostenible, en el mundo se produce suficiente de estos minerales para atender las demandas mundiales. El crecimiento económico insostenible, inhumano, la búsqueda de la rentabilidad, las ganancias de las empresas y los accionistas, a toda costa, es lo que exige mayores producciones de estos metales. Pero, tal esquema atenta contra la existencia de la humanidad.

Panamá, 8 de febrero de 2011





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