NIÑEZ: Olvidada en la Política Pública

Por: Maribel Gordón

FAD

En Panamá se ha decretado el mes de julio a la niñez. Más allá de unos cuantos actos festivos de colegios e instituciones gubernamentales, la fecha pasa sin mayor expectativa.

Durante la campaña electoral el Frente Amplio por la Democracia (FAD) acudió a firmar el pacto por la niñez. En dicho acto advertimos nuestras preocupaciones en torno a la violación de los derechos del niño y la niña en nuestro país.

Según el último Censo de Población y Vivienda, 1,172,747 personas son menores de edad (0-17 años); lo que representa el 34% de la población total. El 58.5% de los menores de edad se ubican en el área urbana y 41.5% en el área rural. La distribución por sexo guarda la misma proporción que la población general, 51% hombres y 49% mujeres.

Sin duda todo un potencial presente y futuro para el país de nuestro principal recurso: los seres humanos, si se les garantizara el pleno goce de todos sus derechos. No obstante,  44% de los niños y niñas entre 0-7 años, 40% de los entre 10-14 y 34% entre los 15-19 viven en pobreza. El 69% de la niñez indígena y 23% de la afrodescendiente son pobres.

Uno de cada 4 niños esta desnutrido, 2% de los menores de edad tiene algún nivel de discapacidad física o mental, más de mil niños/as menores de 5 años mueren por causas de enfermedades consideradas prevenibles; todo ello en el marco de una política de salud abandonada por los gobiernos que permite la muerte de neonatos en los centros hospitalarios. La mortalidad infantil es de 14.3% y la desnutrición infantil del 22%.

En educación, el 11% de la población en edad escolar (4-17 años) no asiste a la escuela, lo que evidencia que no existe plena cobertura, a pesar de lo que establece el precepto constitucional de “educación gratuita (hasta la media) y obligatoria (hasta la pre media)”. La no incorporación aumenta en las áreas comarcales, 19%. El 26% de los estudiantes son atendidos por maestros multigrados, 200 escuelas ranchos atienden a más de 25 mil niños, en las Comarcas el nivel de analfabetismo roda entre el 30% y 40%, 40% de las escuelas oficiales y 32% de los colegios oficiales del país carecen de agua potable, 87% de las escuelas y el 84% de los colegios oficiales del país no cuenta con bibliotecas, la deserción escolar en primaria es del 3%, pre-media y media 14%.

Como resultado de ello, el 36% de los jóvenes que estudian han trabajado en algún momento dada las condiciones socioeconómicas de su hogar. Más de 50 mil niños trabajan. 

Todos estos indicadores son ofensivos en un país que económicamente crece.

Hoy, el gobierno de Juan Carlos Varela esgrime la misma política aplicada por sus antecesores, sustentada en los efectos y no en las causas que generan el problema que viven a diario miles de niños y niñas, principalmente en las áreas indígenas. Se apuesta a entregar decimos de dólares y no a crear condiciones de vida adecuada en los hogares, en los planteles, en los centros médicos, en los espacios recreativos, deportivos y culturales. Se apuesta al paliativo que genera dependencia y clientelismo, pero no soluciona el problema. Se apuesta por la ciudadanía electorera y no por la ciudadanía social.

El 21 de marzo de este año el FAD firmó el Pacto por la Niñez y la Adolescencia, comprometiéndose a luchar desde todos los espacios por:

·       Pleno respeto y goce de los derechos humanos a través de la implementación del Código de la Niñez y la Juventud.

·       Erradicar el trabajo infantil, a partir de trabajo digno y salario justo para sus padres.

·       Garantizar a la niñez y juventud el acceso a la salud y educación gratuita, con calidad y calidez.

·       Reestructuración de la Política Presupuestaria, en función de la asignación de los recursos para satisfacer las necesidades básicas de la población. Ello permite asignar los recursos necesarios a la niñez y adolescencia, bajo el entendido que la inversión más rentable y sostenible por parte del Estado es la que se destina a las niñas, niños y adolescentes.

.       Promover las organizaciones juveniles (comunitarias, estudiantiles, deportivas, culturales).

·       Mantener comunicación directa con la juventud con el propósito de conocer sus expectativas e incorporarlos a la toma de decisiones de los problemas cruciales de la nación panameña.

Construir una sociedad donde impere la democracia participativa, implica trabajar en políticas públicas incluyentes para la niñez y juventud.