La nueva farsa de las Reformas Constitucionales y la Comisión de “Notables”

La nueva farsa de las Reformas Constitucionales y la Comisión de “Notables”

Ricardo Martinelli, en otro swow mediático, instaló la llamada Comisión Especial para Reformas a la Constitución integrada por nueve “notables” que supuestamente realizará una consulta pública para modificar la actual carta magna.

FRENADESO advierte al pueblo panameño que dicho proceso de consulta no es más que una farsa más del “gatopardismo” del que hace gala la clase dominante como recurso para salvaguardar el sistema, es decir “cambiar algo para que nada cambie".

Los “notables” no son más que figuras cónsonas con el sistema dominante, muchas de ellas al servicio de los circulos de poder político y económico desde los tiempos de la dictadura militar.

Lo que buscan es emparchar nuevamente a la Constitución, tal como ha ocurrido en otros momentos, como resultado de un pacto entre los partidos tradicionales y los grandes grupos económicos. Ello explica el último encuentro de Ricardo Martinelli con los Ex Presidentes, una verdadera burla al pueblo.

FRENADESO ha insistido que la podredumbre moral que carcome las distintas estructuras del Estado es del tal magmitud, que estas no se resuelven ni con simples reformas o nuevos parches a la Constitución militarista de 1972.

Por ello insistimos en estos momemtos que la única salida real es una Asamblea Constituyente Originaria con plenos poderes y autoconvocada por el pueblo. Por ello reproducimos nuestra tesis de abril de 2007.

Adecentar y democratizar la vida política del país.

Estamos convencidos de que no son los empresarios corruptos ni la «clase política» hundida en el latrocinio quienes pueden guiar al país por nuevos senderos éticos, democráticos y de justicia social, pues son ellos –junto a sus socios de las corporaciones transnacionales- los grandes beneficiarios de un sistema jurídico-político moralmente pervertido, con el segundo peor índice de distribución de la riqueza en el continente y excluyente en lo socio-económico y político.

No es pues en el marco de la Constitución y las leyes vigentes donde podemos encontrar justicia y posibilidades de cambios éticos y políticos. El país necesita un cambio profundo y debemos empezar por desconocer la Constitución militarista de 1972 con todas sus reformas, parches y remiendos. Esta Constitución y las instituciones y leyes que de ella se derivan han llegado a un punto de agotamiento, de desgaste y descrédito tal que amenazan incluso la propia gobernabilidad de la clase dominante.

Nos proponemos iniciar una campaña de educación política de la población sobre la necesidad de un cambio radical, llamando a luchar por una Asamblea Constituyente y llamando a otros sectores con sentido democrático y progresista a unirnos en este esfuerzo cívico y patriótico.

Pero debemos precisar que este planteamiento nada tiene que ver con quienes plantean reformar la Constitución o hacer una Constituyente Paralela a fin de que la clase dominante recupere legitimidad y haga gobernable el sistema imperante. Tampoco se trata de convencer a los actuales gobernantes de que convoquen a una Constituyente, menos aún bajo las reglas prevalecientes del sistema electoral panameño que conocimos durante el pasado referendo canalero.

Lo que estamos planteando es la importancia de hacer conciencia en la ciudadanía sobre la necesidad de un cambio político drástico. Este cambio lo podremos lograr si el pueblo cobra conciencia y lucha sobre la base de las premisas de que como soberano es la única fuente legítima de derecho y que por tanto todo dictamen del pueblo es legal, de que manifestando la voluntad suprema y directa de la población puede darse su propia normativa jurídica y de que haciendo uso de su Poder Constituyente para recrear el Estado, puede convocar a una Asamblea Constituyente Originaria y Soberana, con Plenos Poderes para barrer con la podredumbre moral existente en los órganos de poder e instituciones de un Estado degenerado, acabar con la impunidad, recuperar los fondos y bienes robados al Estado y castigar a los corruptos y corruptores. Por esta vía se podrá entonces acabar con la «partidocracia» neoliberal, mafiosa y vendepatria, convocar a elecciones verdaderamente libres y democráticas bajo el principio de un hombre un voto y con el derecho de los ciudadanos (no de los partidos políticos) a revocar el mandato de todos los cargos públicos de elección popular, si así lo estiman conveniente sus electores.

Una Asamblea Constituyente así concebida, podrá cumplir con la misión de darle a la nación una Nueva Constitución que signifique la FUNDACIÓN DE UNA NUEVA REPÚBLICA sobre sólidas bases democráticas, principios humanistas, una nueva moralidad, equidad social, desarrollo nacional independiente, bienestar material y cultural para sus ciudadanos y fortalecimiento de la soberanía del Estado panameño sobre todo el territorio nacional.

Abril, 2007.