Tal como señalan, algunos estudiosos sociales, desde una perspectiva sociológico-histórica, las dificultades experimentadas por las sociedades latinoamericanas para definir regímenes políticos democráticos y encontrar, en segundo lugar, alguna respuesta a la pregunta ¿por qué clases dominantes que levantan la democracia como principio de legitimidad de la construcción de su poder institucionalizado, terminan generando regímenes escasamente democráticos, cuando no francamente dictatoriales?

La respuesta está en la historia vivida en nuestros países, generada por matrices que permiten comprender por qué la lucha por la democracia en nuestros países ha sido secuestrada por supuestos actores democráticos ‘capaces de, y/o con la fuerza suficiente para, impulsar luchas por la construcción de regímenes políticos supuestamente democráticos'. En ese sentido, es particularmente notable el carácter no democrático de las burguesías latinoamericanas, el cual pone en duda la sinceridad de su proclamada adhesión actual a la democracia liberal. Su formidable capacidad camaleónica les impele hoy a jugar el juego impuesto por la coyuntura política mundial: la democracia política es una condición necesaria para hacer buenos negocios. De allí que no existan diferencias de modelo económico, sino disputas por administrar el Estado para seguir usufructuando de los recursos públicos, favorecer en mayor medida los sectores de poder económico que representan, pero cuidando los ‘pactos de gobernabilidad', que le garantizan impunidad a unos y otros.

Panamá no es la excepción, desde inicios de nuestra vida republicana han sido los sectores de poder económico y sus partidos quienes han manejado como una hacienda personal lo que debió ser la Patria de Todos.

Ante este estado de situación, el pueblo panameño hastiado de corrupción, impunidad, nepotismo, imposiciones, represión, demandas sociales insatisfechas, shows mediáticos y de los engaños que cada cinco años levanta la partidocracia (CD, PRD, Panameñista, Molirena y PP), en contubernio con satélites bajo la careta de ‘independientes', ‘sociedad civil', construye su propio instrumento político electoral el Frente Amplio por la Democracia (FAD).

El FAD, instrumento político que surge de las entrañas mismas del pueblo y de la mística, disciplina y militancia de los luchadores sociales. A pesar de todos los obstáculos que imponen las antidemocráticas reglas del Código Electoral, se logró alcanzar la cifra de inscritos en un corto tiempo, demostrando no solo su capacidad organizativa, sino también el respaldo de miles de panameños a una propuesta ética, a favor del desarrollo nacional y social.

El respaldo del pueblo panameño demuestra que nuestra Convocatoria interpreta el sentir de miles de ciudadanos, trabajadores, asalariados, profesionales, micro y pequeños empresarios, docentes, indígenas, religiosos, ciudadanos de los más diversos orígenes sociales y geográficos que demandan un nuevo espacio en el campo político nacional y que están dispuestos a luchar por el respeto pleno de los Derechos Humanos, por la justicia social y por una verdadera Democracia.

El Frente Amplio por la Democracia, como verdadera alternativa de las mayorías del país, planteamos trabajar en una política económica que garantice una Vida Digna y Decorosa para todos los panameños.

En este escenario, el domingo 29 de octubre el FAD realiza su Congreso Constitutivo, que le permitirá saldar los requisitos para ser declarado partido político legalmente constituido. Al congreso asistirán mil compañeros, entre delegados e invitados nacionales e internacionales. Se presentarán para su discusión y aprobación los documentos constitutivos del Partido: declaración de principios, estatuto y programa de Gobierno. Igualmente darán paso a elegir los integrantes de la Dirección Ejecutiva Nacional. Se trata de todo un ejercicio democrático en la medida que este es un partido sin dueños.

Conscientes del compromiso histórico, los luchadores sociales harán realidad el sueño de muchos panameños. Tiembla la Partidocracia. Nace así una fuerza invencible, indestructible, insuperable. ¡Nace la Esperanza, nace el FAD!

Se erige la esperanza. La esperanza es la virtud por la cual los seres humanos pasan de devenir a ser. La esperanza es la confianza de lograr una cosa, de que la cosa deseada se realice. Como dijera Aristóteles: ‘La esperanza es el sueño del hombre despierto'.