Permanentemente se plantea que el pleno goce de los derechos humanos implica un compromiso social del Estado por hacer efectiva las condiciones que garantizan una vida saludable: empleo, salario justo, alimentación, salud, seguridad social, educación, vivienda, recreación, ambiente sano, entre otras. La relación entre políticas públicas saludables, bienestar y desarrollo humano es considerada componente necesario para garantizar la vida saludable.

Esta condición de bienestar ha sido uno de los ejes permanentes de la lucha obrera; sin embargo, a 131 años de la gesta del movimiento obrero mundial (1886 a 2017), la explotación se profundiza y las condiciones de vida de la clase trabajadora es precaria, ante políticas gubernamentales que, siguiendo los dictámenes del neoliberalismo, desmantelan los alcances reivindicativos alcanzados a través de la lucha sindical.

En medio del cacareado crecimiento económico, lo real es que quienes creamos la riqueza de este país, los trabajadores, seguimos sumidos en informalidad laboral, bajos salarios, en niveles alarmantes de pobreza, en inseguridad laboral, mientras la patronal sigue amasando cuantiosas ganancias como producto del proceso de sobreexplotación que impera en el país.

Esta situación es especialmente preocupante entre la juventud, que enfrenta una alta tasa de desempleo, obligada en muchos casos a la informalidad laboral y bajos salarios. Igualmente, es especialmente dura entre las mujeres trabajadoras, con aún peores salarios y condiciones de trabajo, obligadas a realizar dobles jornadas en labores de cuidados que siguen recayendo en las mujeres en una sociedad machista y con servicios sociales cada vez más precarios.

Vivimos una situación insostenible, injusta y vergonzosa. Empresarios y sus Gobiernos neoliberales que pretenden dar un paso más en la destrucción de derechos laborales, sociales y medioambientales, en la privatización de todos los servicios públicos, en la destrucción de las garantías alimentarias, en el desmantelamiento del derecho a pensiones y jubilaciones dignas. Es decir, priva la destrucción de cualquier acción que no represente extraer dinero para los 115 ultramillonarios que concentran la riqueza del país.

La historia oficial ha pretendido minimizar la importancia y sentido de las acciones heroicas que realizaron en Chicago los trabajadores, por la reducción de la jornada laboral y el mejoramiento de las condiciones de vida de los obreros.

El mejor tributo que podemos ofrendar a los gestores de una de las luchas más trascendentales por la reivindicación de los derechos de los trabajadores, es refrescar la memoria histórica y recuperar su valor, sobre los hechos y su significado; es seguir el ejemplo de lucha de los Mártires de Chicago y de todos nuestros compañeros que cayeron defendiendo los intereses de la clase trabajadora.

Llamamos a la lucha y a la organización sindical, a la necesidad de recuperar el sindicalismo como herramienta de la clase trabajadora. Llamamos a redoblar los esfuerzos organizativos y de concienciación a favor de levantar poder popular y crear las condiciones necesarias que permitan al pueblo autoconvocar a una Asamblea Constituyente Originaria con plenos poderes para enfrentar la corrupción, la impunidad y la inequidad social, es decir la crisis institucional en la que están envueltos todos los órganos de Gobierno.

Este Primero de Mayo, los obreros panameños acudimos a las calles para rendir homenaje a nuestros mártires y seguir en la lucha por trabajo digno y salario justo, por el pleno respeto de nuestros derechos laborales y sindicales. Salimos a la calle, para protestar contra la corrupción, el nepotismo, la impunidad, la injusticia, para exigir el respeto a nuestros derechos a alimentación, agua, trabajo digno y salario justo, pensiones y jubilaciones, salud, educación, vivienda, ambiente sano y a la organización. Al buen vivir. Partiremos del parque Porras a las 9:00 de la mañana, hasta plaza 5 de Mayo.

SECRETARIO GENERAL DE CONUSI-FRENADESO.