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Panamá: La Orquesta de Eisenmann

 

 

 

 

 

 

 

 

 




La Orquesta de Eisenmann

En las postrimerías del régimen militar, el empresario y fundador del diario La Prensa, Roberto Eisenmann, se auto exilió en Miami, Estados Unidos, junto a otros dirigentes de la llamada Cruzada Civilista y representantes de los partidos de una de las fracciones burguesas en pugna.

Volvía nuevamente al país del norte, donde estuvo implicado en el famoso caso Samos por narcotráfico y donde fue expulsado de una universidad por copiarse en un examen. Esta vez volvía como luchador por la “libertad” y enemigo de Manuel Antonio Noriega, ex agente de la CIA que los gringos ahora no toleraban.

Allá hizo lobby para implorarle a los gringos la invasión militar que finalmente se produjo el 20 de diciembre de 1989, mientras decidían sobre los fondos del estado panameño congelados por Washington.

Eisenmann en el Gobierno de Guillermo Endara

A su retorno, y con la protección de las fuerzas invasoras, logra la reapertura y el control absoluto del diario La Prensa, pero inmediatamente entra en contradicción con uno de los fundadores, junto a él, del periódico, Ricardo Arias Calderón, vicepresidente, Ministro de Gobierno en ese entonces, presidente del Partido Demócrata Cristiano y parte del grupo acaudalado que decidió años atrás, en una reunión en el Club Unión, su publicación.

Utilizando como arma de chantaje el diario que presidía, inició un plan de conspiración para lograr que expulsaran del gobierno a la Democracia Cristiana, contando para ello con el respaldo de tres figuras de su entorno, el Ministro de Hacienda y Tesoro, Mario Galindo Heutermatte, el segundo vicepresidente Guillermo Ford y el ex contralor Rubén Darío Carles, estos dos últimos ya fallecidos.

Influyó, desde su diario, para el nombramiento de varios de los magistrados de la primera Corte Suprema de Justicia, después de la invasión. Objetivo que ha tenido presente todos estos años, al igual que el Ministerio Público, por sus negocios particulares.

En el tramo final del Gobierno de Guillermo Endara, contribuyó a su desgaste con ataques y burlas permanentes a través de La Prensa con la intención de influenciar posteriormente en el gobierno que lo reemplazaría.

Y esta ha sido su tónica en estos últimos 27 años. Iniciar apoyando o coqueteando con el gobierno entrante hasta lograr nombramientos de elementos cercanos a él para después torpedear e insertarse en el gobierno que lo reemplazará.

Eisenmann en el Gobierno de Ernesto Pérez Balladares

En el Gobierno de Pérez Balladares, con el que Eisenmann mantuvo diferencias pero avaló todas las políticas privatizadoras, el Presidente del diario La Prensa en ese momento, del supuesto periódico que había sido crítico al PRD y a la dictadura militar, Ricardo Alberto Arias, es designado embajador de Panamá en Washington y luego canciller. Arias también es parte de la firma de abogados GALA junto a Mario Galindo Heutermatte y Jimmy Arias Calderón (socio de Motta en TVN y otras empresas, quien tuvo negocios con los militares y hermano de Ricardo Arias Calderón, ambos hermanastros de Samuel y Gabriel Lewis Galindo que apoyaron al régimen militar y después a la Cruzada Civilista).

También el cuñado de Eisenmann, César Tribaldos, fue nombrado en el gobierno PRD, director del IPAT.

Eisenmann en el Gobierno de Mireya Moscoso

En el Gobierno panameñista de Mireya Moscoso, Ricardo Alberto Arias, continuó como Embajador ante las Naciones Unidas y Eisenmann conforma una oficina de apoyo, una especie de gabinete social desde donde intentaba dictar directrices a la mandataria. Logra que se designe a su amigo Alvin Weeden como Contralor de la República, hermano de Montana Weeden ya fallecido y una de las personas más influyentes en el Gobierno panameñista y envuelto, junto a su hermano, en numerosos escándalos de corrupción. Recordamos la carretera que con fondos del Estado y materiales del MOP se hicieron hacia su finca en La Chorrera, que favoreció también al ex magistrado Winston Spadafora, personaje que logró grandes réditos de la decapitación de su hermano.

Al rodearse Mireya Moscoso de otros elementos con quienes Eisenmann mantenía rencillas personales, este renuncia al gabinete social y acusa a la presidenta de rodearse de maleantes, entre ellos, el Mello Alemán e inician los ataques furibundos del diario La Prensa.

Eisenmann en el Gobierno de Martín Torrijos

Inició su apoyo a Martín Torrijos desde antes de ser gobierno. En ese período el Presidente del diario La Prensa, Federico Humbert, es designado como Embajador de Panamá en Estados Unidos.

A través de sus organizaciones de la llamada sociedad civil que reciben financiamiento de Washington y de las propias como la llamada Fundación para el Desarrollo de la Libertad Ciudadana, en la que se encuentra junto a los Motta, Arias y Fidanque, entre otros, y en la que hasta hace poco estuvo Ramón Fonseca Mora (Panama Papers) siguió influyendo en el nombramiento de magistrados y en las acciones del Ministerio Público.

Desde el diario La Prensa contribuyó a unir a la clase empresarial y partidos tradicionales en torno al proyecto de ampliación del Canal y apoyó las reformas de muerte en la CSS, propiciando el llamado Pacto de Gamboa, al que se sumaron traidores del movimiento sindical (dirigencia de CONATO) y los dirigentes de otros gremios de profesionales y salud. Siempre dentro de una línea dirigida también a injerirse en los sectores populares, crear confusión, manipular y fomentar la desunión.

Como siempre, en las postrimerías del Gobierno de Martín Torrijos, inicia la campaña del diario La Prensa contra el gobierno saliente.

Eisenmann en el Gobierno de Ricardo Martinelli

La Prensa dio en los inicios un espaldarazo a la fórmula Matinelli-Varela, desde sus columnas en La Prensa la alentó pues Balbina Herrera, aunque apoyada económicamente por los Motta, era el continuismo de Martín Torrijos quien había derrotado a Juan Carlos Navarro en las primarias del PRD, una figura más potable para el gusto de Eisenmann y quien confrontaba al presidente saliente.

Una vez en el gobierno, Martinelli dio muestras que no cedería a las presiones del diario La Prensa y desempolvó los casos contra Eisenmann por evasión de impuesto. Aún así, eso no significó, igual que ocurrió con los otros gobiernos, que La Prensa no obtuviera ingresos millonarios por la cuantiosa publicidad gubernamental en la era de Martinelli.

Ante los fallos de la Corte en su contra, Eisenmann activó a todos los grupos de la llamada sociedad civil que gravitan alrededor de él y contribuyó a forjar extrañas alianzas entre grupos gremiales, esa “sociedad civil”, seudo izquierda, partidos tradicionales, etc. en torno al Frente Guacho teniendo como objetivo derrocar a Ricardo Martinelli. Allí volvió a utilizar a grupos y elementos afines a él, incluidos Wedeen, cúpulas de dirigencias gremiales y sindicales burocratizadas y al servicio de la clase dominante y elementos que han servido de sapos de la Embajada gringa (ver Wikileaks).

Llegado el momento de las elecciones y ante la imposibilidad de una alianza entre el PRD y Panameñismo, el nerviosismo se apoderó de Eisenmann ante una eventual reelección del CD. Y junto a dos de sus más entrañables “amigos” (dudamos que tenga amigos reales), Mario Galindo y Alvin Weeden diseñaron una especie de plan para que el PRD y el Panameñismo se unieran y se repartieran el gobierno por diez años. Los cinco primeros años le corresponderían a Juan Carlos Navarro y los otros cinco a Juan Carlos Varela. Solo cambiaba el Juan Carlos. Incluso, ya tenían los nombres de los integrantes del primer gabinete.

Esto debe quedar registrado en la historia como uno de los hechos más denigrantes de quiénes se hacen llamar demócratas. Impulsaron un pacto que buscaba burlar la voluntad popular e imponerlo sin mediar ningún tipo de consulta ni con las bases ni con la mayor parte de las dirigencias de los partidos tradicionales ni de los grupos que ellos mismo controlaban: “sociedad civil”, Frente Guacho, etc.

Al no cuajar dicho pacto, el grupo de Eisenmann se inclinó a apoyar a Juan Carlos Navarro, y el otro cercano a Motta , aunque había fichas de Eisenmann, optó por Juan Carlos Varela, entre ellos el llamado Movimiento Independiente Nacional (MOVIN) constituidos fundamentalmente por gente proveniente de las empresas de los Motta, pero también de la ex Democracia Cristiana y algunos del diario La Prensa.

Eisenmann en el Gobierno de Juan Carlos Varela

Arribado el nuevo gobierno, el diario La Prensa se convirtió en el instrumento para preparar los casos contra ex funcionarios y magistrados del Gobierno de Martinelli. El primero y más sonado, el caso del magistrado Alejandro Moncada Luna, cuyo expediente se armó principalmente por publicaciones de La Prensa, cosa de la que se jactaba.

Comenzó la presión porque el nuevo Gobierno y las autoridades correspondientes encarcelaran de inmediato a todo sospechoso de haber cometido actos de robo y corrupción en el pasado Gobierno. Lo que no estaba en sus planes es que el esposo de su nieta, Pablo Ruiz Obregón, sería detenido por el escándalo del PAN.

En medio de las investigaciones se conoció que más de 600 mil dólares habían sido depositados en una cuenta en Suiza a nombre de la hija de Eisenmann. El diario La Prensa logró ejercer presiones y el encarcelamiento del nieto político de Eisenmann no fue grabado por los medios de comunicación como sí se hizo con otros y posteriormente obtuvo el beneficio de casa por cárcel, y el caso fue retirado de los medios de comunicación.

Eisenmann, al igual que en los pasados gobiernos, se esforzó por nombrar a allegados suyos dentro del nuevo Gobierno. Así el ex Presidente de La Prensa y directivo por 20 años, Fernando Berguido, es designado Embajador en Italia; otro ex Presidente del periódico, Federico Humbert, contralor, Angélica Maytín (Transparencia Internacional) directora de Antai y Guido Rodríguez en el Tribunal de Cuentas.

A dos años y medio del Gobierno de Varela, la mitad de su período, ahora Eisenmann arrecia su campaña contra los panameñistas y moviendo los hilos del poder comienza a maquinear a los interno de partidos tradicionales, grupos de “sociedad civil”, la burocracia sindical, la seudo izquierda que siempre camina con la derecha, y los confundidos de siempre usando a MOVIN como su buque insignia.

Eisenmann y la supuesta marcha “anticorrupción”

El pasado 25 de enero, grupos de los más disimiles convocaron a una marcha por el caso Odebrecht, entre ellos organizaciones y representantes del poder económico como MOVIN y la Cámara de Comercio, Industria y Agricultura de Panamá (CCIYAP). A ella se sumaban los mismos de siempre en el Frente Guacho, llamada “sociedad civil”, cierta “izquierda”, elementos de partidos tradicionales, burocracia sindical, grupos xenófobos, fundamentalistas religiosos, gremios confundidos, pero también gente sorprendida en su buena fe que, por las consignas, se sumaron.

Esa es la orquesta que hoy dirige Eisenmann y su sexta sinfonía.

Se trató de reeditar la Cruzada Civilista y se esperaban a la marcha que iniciaría de la Iglesia del Carmen, unas cien mil personas tal como confesaron algunos de los organizadores.

La marcha, si acaso, reunió unas 1,500 personas. Fue un fracaso total tomando en cuenta los convocantes, los recursos invertidos y la cobertura mediática. Gente que ha participado en el pasado en gobiernos corruptos ligados a Odebrecht se presentaron, ente ellos Willy Cochez, Guillermo Salazar, Gerardo Solís, Mitchell Doens. La frustración fue tal que terminó en riña. Alvin Weeden fue expulsado, a varios se les puso el letrero de coimero, y fueron abucheados los oradores Teresita Arias, del Partido Popular en el gobierno, con un hijo dentro de los fundadores de MOVIN y partícipe del Gobierno de Martín Torrijos que trajo a Odebrecht a Panamá y Olimpo Sáenz, promotor de la invasión, sapo de los gringos a los que les indicaba gente para arrestar y ex Embajador en los gobiernos corruptos de Mireya Moscoso y del propio Martinelli.

Desde su hamaca en Coronado, ya Eisenmann por twitter había mostrado su respaldo y anunciaba su presencia. Incluso señaló que sería una primera actividad que se repetiría cada semana.

El primer intento no le resultó a Eisenmann, pero sin duda se prepara para ensayar una nueva fórmula de recambio, seguir imponiendo la matriz informativa, promover en los medios a los grupos dóciles que controla, mientras mantienen cerco informativo contra FRENADESO, SUNTRACS, FAD y otras organizaciones realmente independientes del poder económico, a la vez que intensifican una campaña de desprestigio e infundios.

En ello Eisenmann no se mide. De eso sabemos nosotros cuando desde su diario La Prensa intentó convertir en víctima al asesino liberado por un fallo corrupto de tres magistrados de la Corte Suprema de Justicia, pese a que había sido condenado a 20 años de prisión por el veredicto de un jurado de conciencia. Se trata de Rogelio Ramos, alias Juana Peña, autor intelectual del asesinato del humilde obrero del SUNTRACS, Osvaldo Lorenzo, muerto en la entrada del proyecto Autopista Panamá-Colón en Chilibre en el gobierno de Martín Torrijos. Un mártir en la empresa Odebrecht donde el SUNTRACS luchó por hacer valer los derechos de los trabajadores y la convención colectiva, en medio de la intromisión del sindicalismo amarillo y grupos de sicarios que el Gobierno de Martín Torrijos le impuso como condición a Odebecht el firmar acuerdos con ellos para concederle éste y otros contratos y así debilitar al SUNTRACS.

Eisenmann para sus fines seguirá fomentando la división del pueblo (recordar Silvia Carrera), manipulando y confundiendo a través de los medios de comunicación en los que incide, chantajeando con su diario y la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) buscando figuras de recambio (Federico Humbert, Ana Matilde Gómez, Rubén Blades, Samuel Lewis Navarro, etc.), promoviendo medidas antipopulares como el alza de la edad de jubilación con figuras a las que siempre recurre como su cuñado César Tribaldos, y utilizando a grupos como MOVIN, que dicho sea de paso, su principal vocera, Annette Planells, es nada menos que hermana del Gerente del diario La Prensa, Juan Carlos Planells.

La clase dominante, en sus diversas expresiones, se muestra desesperada. La pasada marcha del 25 de enero, huérfana de apoyo popular, lo demuestra. Eisenmann y los suyos intenta salvar una institucionalidad burguesa cada vez más putrefacta. Desde el campo popular hay quienes insisten en hacerle el juego y conspiran contra cualquier esfuerzo unitario marchando como furgón de cola de esta fracción de la clase dominante. Pero la unidad la construirán las bases con la lucha en las calles. Hay que barrer la podredumbre de esta institucionalidad caduca. Por una Asamblea Constituyente Originaria con plenos poderes y auto convocada por el pueblo para mejorar la vida de los panameños humildes y acabar con la corrupción.

En el caso de Odebrecht, así como los otros casos de corrupción, esperamos que se investiguen realmente y se castigue a los culpables de desviar y robar recursos que debieron ser destinados a solucionar las grandes necesidades del pueblo, sean del gobierno que sean. Odebrecht no es la única empresa implicada en coimas, así como Mossack Fonseca no es el único bufete implicado en los Panama Papers. Con Odebrecht o sin Odebrecht los proyectos deben continuar y culminar preservando los puestos de trabajo, respetando los aumentos salariales y la convención colectiva.

 

 

 

 

 

 

 


Enviado el Martes, 31 enero a las 23:00:07 por franckoi
 
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