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Dr. Jorge Aparicio

Frenadeso Nacionales
La Guerra de Libia y su transfondo (II parte)
Los ataques aéreos a Libia bajo la inconsistente tesis de la “guerra humanitaria” es un argumento inaceptable, inmoral y condenable.







XI. LA NUEVA POLÍTICA DE KHADAFI.

Desde 1987, año en que muere la hija menor de Khadafi a consecuencia de un bombardeo de la aviación norteamericana ordenado por el Presidente Ronald Reagan y, sobre todo al comienzo de la década de los 90, ocurre una especie de metamorfosis en la personalidad y las acciones políticas de Khadafi. Las mismas causan perplejidad en la opinión pública mundial y son incomprensibles ante el movimiento revolucionario internacional de la época. En 1993 una célula secreta de AL-QAEDA atentó contra la vida de Khadafi, en un desesperado afán por tomarse el poder con la ayuda de oficiales militares libios disidentes. Una represión ciega y sangrienta purga el cuerpo de oficiales del ejército, al mismo tiempo que el líder libio le declara una guerra sin tregua ni cuartel a Ozama Bin Laden y su organización a fin de destruirla por completo. Su política exterior y economica da un golpe de timón de 180 grados hacia la derecha y en beneficio de los EE.UU. Comienza así un periodo de acercamiento y creciente colaboración política, diplomática y economica con Occidente y una luna de miel con los propios Estados Unidos de América. Khadafi reconoce haber sido responsable de la tragedia aérea de “Lockerbie” y del avión francés UTA y pide perdón indemnizando con creces a los familiares de las víctimas. Renuncia al programa nuclear libio, abandona su apoyo a legítimos movimientos revolucionarios en el mundo, le da la espalda a la lucha palestina contra la ocupación israelí, deja atrás sus ideales nasseristas, se siente cada vez mas deslumbrado por sus relaciones estrechas con figuras políticas relevantes de la Unión Europea y Washington. Entrega a los servicios secretos británicos la lista de miembros del IRA entrenados y armados por Libia, pone en manos de la CIA y el MOSSAD israelí la identidad y las generales de los miembros de la resistencia palestina, quienes luego son víctimas de ejecuciones extra-judiciales por parte de Israel. Delata y entrega a los esbirros de las petromonarquías del Golfo arábigo a destacados miembros de la oposición, quienes son salvajemente torturados y ejecutados sumariamente. Lo mismo hace con activistas y opositores a regímenes bestialmente dictatoriales del África Negra, entrega físicamente a la dictadura militar de Gaafar EL-NUMEYRI a centenares de opositores exiliados en Libia, los cuales fueron horrendamente decapitados en la plaza pública de Khartoum, hace asesinar al prestigioso Imán chiita iraní-libanes MUSA AL SADR en ocasión de una visita de cortesía y amistad al líder libio, Invade la Republica de Chad (la zona azul) con vista a anexarla a Libia y apropiarse de sus riquezas energéticas, envía paracaidistas libios a Uganda a resguardar al chacal Idi Amín Dada, el peor tirano adicto al canibalismo que haya conocido la historia política del África Negra. Impide que migrantes africanos pasen por territorio libio a Europa Occidental en busca de una mejor vida. Abre campos de concentración en los cuales se hacinan en condiciones más que inclementes los migrantes negros y mujeres sufren toda clase de abusos y vejámenes sexuales, bajo la indolente indiferencia de Khadafi. Más aun, se presume que muchos latinoamericanos que participaron en distintos foros o eventos políticos en Trípoli fueron delatados a la CIA estadounidense y perseguidos en sus países de origen

Las Instituciones Financieras Internacionales (FMI y BANCO MUNDIAL) estaban maravilladas por el radical giro a la derecha del Líder Khadafi, a quien alabaron hasta fecha muy reciente como un de jefe de Estado razonable, admirable e inteligente. Cantaron a Khadafi las “dulces virtudes de las políticas públicas neoliberales” que harían de Libia (según ellos) un ejemplo de integración en la comunidad internacional e inserción en la globalización neoliberal. Es en este marco que se produce una ola de privatizaciones de empresas productoras y distribuidoras de petróleo y gas. El país se abrió a la masiva inversión extranjera viniendo aparejada una extensa desregulación laboral, de los alimentos y los bienes y servicios, indispensable corolario del neoliberalismo salvaje. Sucedió exactamente igual que en Túnez, Egipto y otros países árabes. Las políticas públicas neoliberales provocaron una suba insufrible de precios que impactaron severamente las condiciones de vida y de trabajo de amplios sectores del pueblo libio que hasta entonces habían vivido en estado de bienestar social. Libia significaba para todas las empresas petroleras estadounidenses, europeas y asiáticas establecidas allí un verdadero festín un baile de ganancias. Esta situación trajo consigo la peor de todas las flores del mal, es decir, el disparo de una corrupción rampante, una rapiña por la apropiación de los dineros, públicos y de los ingresos de bienes y servicios del Estado libio, fenómeno que iba desde el vértice del poder hasta la base de la burocracia. Durante este periodo el gran líder se torna en un dictador intolerante, despiadado con los críticos, brutalmente represivo. Al parecer cualquier crítica sana y constructiva era motivo suficiente para ser encarcelado o desaparecer de la faz de la tierra. Cuando el neoliberalismo se adueña de un país, su calidad de vida, sus tradiciones éticas, morales y espirituales son afectadas por el cáncer de la corrupción importada.

El Clan Khadafi, los 7 hijos del líder máximo y sus consortes, proyectaban ante una parte del pueblo libio, la imagen de un “gang familiar” ávido e insaciable de riquezas. El lujo y el estilo de vida escandaloso que ostentaban sus hijos en Europa y la opulencia insultante que exhibían en Londres y las capitales árabes sobretodo Isaf al-Islam (hijo mayor de Khadafi), constituían un insulto a la revolución de 1969 y al pueblo libio. Algunos creen que la fantástica fortuna amasada por el Clan Khadafi superaría de lejos a la de Hosni Mubarak, el ex dictador caído de Egipto y solo pudiera compararse con aquella de los príncipes y emires del Golfo Pérsico. Esta versión, nos parece un tanto exagerada porque debemos decir en toda honestidad que la pobreza de gran parte del pueblo libio, nunca llego a los niveles aberrantes de pobreza extrema vivida en Túnez, Egipto y Yemen. No obstante, el efecto-contagio de estos últimos países aunada a la caída de la otrora economía de abundante bienestar social provocada por el periodo neoliberal, mas la ausencia de libertades, de justicia y democracia y, la transformación de Khadafi en un dictador despótico, autocrático, intolerante y sanguinario ante las críticas constructivas de sus compañeros de armas, académicos, periodistas e intelectuales condujeron al pueblo de Libia, tras 42 años de poder absoluto, a la sublevación popular, sobretodo en Cirenaica y el Este oriental del país. El imperio y sus aliados son, en fin de cuentas, los verdaderos arquitectos de la tragedia Libia y los grandes pescadores en aguas revueltas. El trágico plan estaba ya preparado de antemano y Khadafi cayó en la trampa. Hoy tal vez podrá concienciar que “los imperios no tienen amigos ni lealtades, solo intereses fríos e implacables”.

XII. EL GRAN ERROR DE KHADAFI

El gran error cometido por Khadafi, al igual que los sátrapas caídos Ben Ali de TÚNEZ y Mubarak de EGIPTO, fue el no haber enfrentado con realismo y pragmatismo político la situación, cuando aún estaba a tiempo. Es decir, atender muy rápidamente a las crecientes demandas populares, emprendiendo reformas democráticas significativas, desmontando el aparato represivo y vaciar las cárceles de prisioneros políticos. Eliminar el perpetuo estado de emergencia, establecer plenas garantías a las libertades públicas e individuales, limpiar el sistema judicial, desmilitarizar la administración del Estado, castigar la corrupción y el nepotismo imperante, imponer un código de conducta a las multinacionales petroleras, poner límites al libertinaje y a las utilidades exorbitantes a las mismas y así devolver parte del Estado de bienestar social de antaño a sectores populares empobrecidos. Pero sobretodo, no supo retornar al espíritu y a los principios de la revolución que un día hizo de el líder indiscutible del pueblo libio y del Mundo Árabe. O bien alejarse del poder a tiempo y en forma definitiva, preparando rápidamente un gobierno de transición con personalidades de signo nacionalista, democrático y anticolonialista, capaces de desmontar progresivamente las políticas públicas neoliberales. Tal vez ya era tarde tras 14 años de la entrega de gran parte de las riquezas nacionales a las peores corporaciones extranjeras. En lugar de ello, Khadafi reacciono paranoico con el empleo de la fuerza y la barbarie armada contra quienes protestaban en la calle; aferrándose al clan familiar y poniendo a sus hijos al frente de los cuerpos de represión brutal. Como es típico de los tiranos árabes, ya estaba mentalizado para quedarse en el poder hasta el fin de sus días y preparando a su hijo Isaf Islam Khadafi para sucederle en el liderazgo supremo del Estado.

La reacción desproporcionada y violenta del clan Khadafi, multiplico el numero de las protestas ciudadanas y la intensificación y extensión de las mismas a parte importante del país. El virus de una destructiva guerra civil estaba planteada, especialmente cuando las comunidades tribales más grandes y fuertes como la de los warfala en el Este oriental y las guerreras tribus montañesas del Jebel-Nefusa que bordean Trípoli, se fueron contra khadafi.

XIII. LA GUERRA CIVIL

La guerra militar de Libia no sobreviene exactamente por la intransigencia de Khadafi, sino que todo parece indicar que la guerra civil ya había sido preparada premeditadamente y con antelación por los servicios de inteligencia franceses y anglo-americanos (DGSE, CIA y M-16), deseosos de apropiarse perpetuamente de las inmensas riqueza energéticas de Libia y desde allí emprender la recolonización de todo el continente africano. En otras palabras, fue una guerra inventada por los servicios secretos occidentales, sacando filo de la tradicional rivalidad que opone la región de CIRENAICA pro-monárquica contra las regiones de TRIPOLITANA Y FEZZAN pro-khadafistas. ¿Por qué esta contradicción si se supone que Libia ya estaba digitada por los Occidentales? Resulta ser que la Inteligencia occidental había detectado alteraciones en la estabilidad psico-emotiva y política de Khadafi, por lo cual ya no confiaban en él y optaron por deshacerse del hombre. Preferían tener al frente de un Estado-cliente como Libia a un hombre de educación y mentalidad y occidental, de incondicional obediencia norteamericana. Aprovechándose de la revuelta del mundo árabe los EE.UU. se embarca entonces en un juego extremadamente peligroso, consistente en hundir a Libia en una cruenta guerra civil para restablecer en el trono LIBIO al príncipe Muhammad EL-SENUSSI, descendiente directo del destronado REY IDRISS, designando la ciudad de Benghazi, en Cirenaica, como la nueva capital del futuro REINO UNIDO DE LIBIA, repleto de petróleo y gas. Por el contrario, si khadafi resistiese contra viento y marea, entonces se pondría en práctica el plan “B” que consistiría en desintegrar o balcanizar el país como lo hicieron en Sudan y Serbia (Kosovo). La partición de Libia en dos (2) Estados pequeños (según sea el caso). Para ello debían favorecer el arribo al Comité Nacional de Transición Libio de los monarquitas (ya escogidos por Londres) y exkadafistas oportunistas dispuestos a todo con tal de seguir disfrutando de las mieles del poder, esta vez al amparo del nuevo amo, Su Majestad el Rey Muhammad El-Senussi, soberano de la parte petrolífera y gasera más rica del antiguo país.

Según el analista francés Thierry Meyssan, para atizar el fogón de la guerra civil, los supuestos mercenarios de khadafi habrían sido reclutados por la empresa militar privada israelí CST GLOBAL, en tanto que el servicio de inteligencia de ARABIA SAUDITA reclutaba mercenarios afganos para apoyar a los rebeldes pro-monárquicos y también a grupos de combate salafistas al servicio de AL-QAEDA. Tal hipótesis sugeriría que la “mano que mece la cuna” en la penumbra seria el propio Estado de Israel que utilizaría como instrumento visible a los EE.UU. y la OTAN. ¿Por qué? Porque saldría beneficiado con una amplia tajada de la primera economía energética de África, lo cual vendría a recomponer su economía severamente afectada por la crisis financiera mundial y el sobredimensionado presupuesto de Defensa, al mismo tiempo que geopolíticamente mantendría influencia sobre las nuevas autoridades de Egipto, aun subordinadas al poder estadounidense. No obstante, en un proceso de cambios tan complejos como el que vive el mundo árabe, no sería imposible que “el tiro saliera por la culata” y que las masas egipcias, por ejemplo, inconformes con la lentitud de la realización de sus demandas salgan por millones a la calle, para exigir la revisión o reevaluación de las relaciones de Egipto con el Estado de Israel y los Estados Unidos de América. Si ello sucede como es probable, la inaguantable presión del pueblo egipcio provocaría un cambio fundamental y definitivo de la cuestión palestina, pondría punto final a las políticas públicas económicas neoliberales de la era Mubarak, el fin del Estado autocrático y corrupto del Estado egipcio mediante la adopción de una constitución democrática con irrestrictas libertades y justicia social. Pero también exigiría a sus gobernantes (sea quien sea) un alto a la guerra de agresión de la OTAN a Libia. Esto debilitaría considerablemente a Israel. La otra opción sería desintegrar o fracturar a Libia y convertirla en dos (2) Estados artificiales, una Republica pobre en la región de Tripolitana y otra muy rica en Cirenaica, en el Este inundado de petróleo, cuyas riquezas energéticas y acuíferas serian entregadas a los anglo-estadounidenses e israelís. ¿Pero qué sucedería si un guerrero de voluntad de hierro como Khadafi gana la guerra? Los anglo-americanos no podrían dormir tranquilos, pues su odio infinito le movería a aliarse con los peores enemigos de EE.UU. y Gran Bretaña (como antaño), para golpear en el corazón mismo de sus enemigos. No escatimaría recurso alguno para propinarles un escarmiento histórico. Aun al precio de su propia vida.

XIV. Ya hemos dicho que la intervención de aviones de Estados Unidos Francia y Gran Bretaña en Libia, amparados en la resolución 1973 de la ONU que les faculta a librar una guerra aérea no obedece a ningún acto de carácter humanitario, sino a la insaciable sed de petróleo, gas y agua del imperio norteamericano y a facilitar la hoja de ruta del AFRICOM en África, con miras a rediseñar un nuevo mapa geopolítico de África y efectuar un nuevo reparto colonial. Estados Unidos y sus aliados estaban convencidos que la guerra aérea duraría una (1) semana cuando mucho y que el ejercito de khadafi colapsaría ineluctablemente. Se equivocaban garrafalmente, pues el aparato militar de khadafi aun no presenta signos de desgaste o derrumbe, por el contrario, continua avanzando contra todo pronóstico, expulsando a los rebeldes que huyen en desbandada de sus posiciones vitales en Brega, Misrata y agdhabiya. Washington comprende rápidamente que la guerra aérea no es suficiente para derrocar el régimen de Khadafi y procura desenganchar su aviación presionando a la OTAN para que se encargue de frenar los bombardeos y ataques de las fuerzas de khadafi, destruyendo sus baterías de misiles, sus tanques y cañones que matan a centenares de civiles en las ciudades mencionadas.

Pasa el tiempo y pronto se hace evidente que la OTAN es técnicamente incapaz de neutralizar con precisión los blindados de Khadafi y militarmente impotente para frenar la contraofensiva del líder libio. La infraestructura militar del ejército de khadafi está prácticamente entera y los aviones aliados son incapaces de detectar los objetivos enemigos en las aéreas urbanas, y sus bombardeos ocasionan muchos muertos en el campo rebelde y también en la población civil. La incapacidad o debilidad de la OTAN persuade a Khadafi que el “tigre no es tan fiero como lo pintan”, es decir que la operatividad de la OTAN es casi inefectiva y virtualmente nula. Se convence que la base social y la legitimidad de su régimen es muy ancha en la región de Tripolitana y Fezzan y que el grueso de su ejército permanece fiel y fuerte en Trípoli, Sirte y otras ciudades, estando dispuesto a librar batalla por cada kilometro del territorio libio. Por su lado los EE.UU., Francia y Gran Bretaña se dan cuenta que solo una invasión terrestre podrá derrotar el ejército enemigo y sacar a Khadafi de su madriguera y esto es precisamente lo que no pueden darse el lujo de hacer, pues el resultado podría resultar desastroso. Envalentonado por la inoperancia de los ataques aéreos de la OTAN, Khadafi redobla esfuerzos y contraataca mortíferamente las fuerzas rebeldes en sus posiciones, forzándoles a huir en desbandada no pocas veces. Al mismo tiempo se burla de Occidente y lanza amenazas terroríficas de venganza contra los rebeldes y a aquellos civiles que les ayuden. Paralelamente Khadafi declara aceptar una solución política propuesta por la OTAN, la Liga Árabe y La Unión Africana, cosa que es rechazada de plano por el Consejo Nacional de Transición libio, el organismo dirigente y heterogéneo de los rebeldes, conformado principalmente por monárquicos pero también por nasseristas, islamitas radicales, comunistas y hasta pro-iraníes. Khadafi acepta el principio de una solución política, pero el mencionado Consejo de Transición considera inadmisible negociar con Khadafi y mas inaceptable aun su permanencia en el poder o la de alguno de sus hijos.

La pregunta clave es ¿Por qué EE.UU. descarta comprometer tropas terrestres estadounidenses en Libia?

a). Por temor a que se repita la derrota militar sufrida en IRAK y AFGANISTÁN y el síndrome de VIETNAM, verdaderas pesadillas para Washington. Por miedo a que se repita el estrepitoso fracaso de su incursión aventurera en SOMALIA.

b). Porque el costo de una invasión a Libia será en extremo costoso y la economía norteamericana está en virtual estado de quiebra. La recuperación economica es casi nula, el desempleo linda en el 10%, el déficit fiscal y la deuda superan el PIB, 16,6% de menores de edad viven pobreza absoluta y 40 millones de estadounidenses sufren de hambre e inseguridad alimentaria. La clase media se derrumbo, millones entre ellos se quedaron sin casa y no saben cuando sus hijos llevaran a su boca el próximo plato de comida. La gran mayoría del pueblo norteamericano se opone a una nueva guerra.

c). Porque temen que, si la guerra terrestre no se ganan en forma contundente en corto plazo (un (1) año como máximo), dejara de ser atractiva política y económicamente. Por un lado, es muy probable que la guerra se transforme en una “yihad islámica” (“guerra santa contra los cruzados”), la cual entraría en una fase de internacionalización a nivel del mundo árabe y musulmán de 1,600 millones de habitantes. En un escenario así, podría darse la intervención de decenas de miles de curtidos combatientes musulmanes de AL-QAEDA (Mundo Árabe, Asia y África), con el consecuente peligro que el país caiga a la postre en manos del fundamentalismo islamita. El saldo de muerte y destrucción seria horroroso.

d) Estadounidenses y europeos saben que Muammar El- Khadafi es UN GUERRERO, que no se rendirá ni se arredrara ante todos los ejércitos juntos de la OTAN. Esta resuelto a pelear y a morir hasta su último aliento y es de temerse que tenga preparada una gran sorpresa para una eventual segunda fase que consistiría en una guerra de guerrillas en EL DESIERTO DEL SAHARA, para la cual norteamericanos y europeos no están preparados física ni psíquicamente. Los guerreros árabes llevan amplia ventaja en una guerra irregular en las dunas de arena y la inclemencia de este medio ambiente.

e). Obama está preparando ilusamente una reelección presidencial en un momento en que todos hablan de la “debacle de Obama” en su gestión economica y cuando la derrota de los demócratas pareciera ser un hecho inevitable. Obama cree infantilmente que un arreglo político de la guerra civil libia (la cual el mismo ocasiono con Francia y Gran Bretaña), le permitirá le permitirá mejorar los índices macroeconómicos de EE.UU. y convencer al pueblo norteamericano que él sigue siendo una opción. Ahora bien, se sabe que el verdadero poder (el que realmente manda) no es Obama, sino el complejo militar-industrial y los grupos económicos de poder global. ¿Se impondrán estos superpoderes a la voluntad de paz del pueblo norteamericano en un momento ruinoso para la tambaleante economía del país?

Analicemos que hay por el lado de la OTAN (Organización del Tratado Atlantico del Norte). La ineficacia de las acciones aéreas sobre Libia de este pacto militar occidental, de componente casi totalmente europeo, presenta el siguiente diagnostico:

 a). La Unión Europea y la OTAN, con excepción de Francia y Gran Bretaña, están divididos y dubitativos acerca de una intervención aérea de resultados inciertos. Por primera vez, no hay unidad de criterios y de acciones en lo referente a una intervención de fuerzas terrestres. Significa que la tradicional cohesión del Pacto Atlántico europeo presenta grietas y se está resquebrajando. Esta situación sería el mejor aliado de Khadafi.

b). La escasez de aparatos aéreos carentes de la aviónica y tecnología sofisticada para bombardear con distinción de objetivos y precisión quirúrgica, es otro signo de debilidad severa que obra en favor de la estrategia militar de Khadafi, de hacer sus fuerzas de elite invisibles entre la población de las ciudades en manos rebeldes. Aunque es muy difícil dar crédito a la información noticiosa de que la OTAN se está quedando sin bombas o municiones aéreas. Si tal cosa fuese real, entonces ello querría decir que la debilidad e ineficacia de la OTAN en el teatro de operaciones libio se debería, entre otras cosas, a la ausencia de una estandarización de inventarios y equipos de guerra.

c). Pero existen un factor de crucial importancia que limita la capacidad operacional de la OTAN, Una es la crisis financiera que agobia a Europa, que al igual que en EE.UU. se traduce en un creciente déficit fiscal y el gigantismo de la deuda que casi iguala al PIB de las naciones europeas: desempleo galopante y un deterioro agudo de las condiciones de vida y de trabajo de los pueblos de esa región. (Eje. España, Italia, Grecia y otros en fila). En promedio 1 de cada 5 jóvenes europeos están en situación de desempleo crónico y se les conoce como la generación de los “ninis” (sin profesión ni trabajo).

d). La otra, es la paliza que están recibiendo las tropas europeas de la OTAN en Afganistán a manos del Talibán y por eso están desmoralizadas y renuentes a combatir un enemigo imbatible en un terreno escabroso. No están preparadas para batallar en un país como (Afganistán), el cual históricamente ha sido el “cementerio de todos los imperios”, desde la antigüedad hasta nuestros días. Libia pudiera ser el próximo cementerio que aguarda a los ejércitos de Occidente.

e). Producto de la asoladora crisis financiera que se extiende casi a toda Europa, un eventual nuevo atolladero del componente europeo de la OTAN en Libia, ocasionaría un tsunami de protestas y movimientos populares anti-guerra que acabaría derribando a gobiernos socialistas y neoliberales Pondría a esos países abrumados por la crisis financiera (como Grecia por ejemplo) al borde de una guerra civil.

Subyace el temor en Occidente que una guerra terrestre en Libia (al igual que Irak y Afganistán) sea de largo plazo y al final degenere en la victoria de un khadafi extremadamente radicalizado o en provecho de la llamada Organización salafista de AL-QAEDA para África del Norte (ASQAM). Un escenario así representaría para una verdadera catástrofe para el imperio militar estadounidense y para la OTAN. El efecto-contagio de la guerra conllevaría a la perdida política de toda África del Norte, Egipto posiblemente incluida. Más todavía, los objetivos y la eficacia del AFRICOM en el África Negra se verían seriamente dañados por el impacto negativo que generaría la guerra libia y porque el apostadero naval y la base militar central de ese Comando clave para EE.UU., deben geoestratégicamente estar situados en África del Norte. De no ser así, “El Proyecto para un nuevo siglo americano” probablemente se frustraría comprometiendo el poder global de Estados Unidos de América. Francia y España estarían entre las naciones más afectadas dadas su dependencia energética de Argelia y sus inmensos intereses en el Reino de Marruecos, cuya monarquía primitiva de Mohamed V también podría caer irremediablemente.

XV. ALTERNATIVAS POLÍTICAS O MILITARES PARA SACAR A KHADAFI DEL PODER.

Queda claro que ni EE.UU. ni la OTAN pueden permitirse correr el riesgo de una intervención militar con fuerzas terrestres que podría resultar en una trampa de muerte o un callejón sin salida, con un trágico final por las razones arriba mencionadas. La OTAN en particular está demostrando un pobre desempeño militar en la misión que le ha sido conferida por la resolución 1973 de la ONU y ello afectara la imagen que se tenía de su capacidad disuasiva. Es obvio que los rebeldes libios no tienen el conocimiento del arte militar, no poseen el tipo de armamento adecuado, ni capacidad técnica para operarlo, tampoco la disciplina requerida ni el “espíritu de cuerpo” para frenar el empuje devastador del ejército profesional de Khadafi, quien pese a todo mantiene la iniciativa militar. Sin ayuda directa extranjera en tierra, los rebeldes están condenados a ser aplastados y a sufrir una suerte negra. ¿Cuales serian entonces las opciones de EE.UU. y la OTAN? La opción preferencial de las potencias aliadas y la comunidad internacional es una solución política negociada entre los beligerantes, a fin de detener la matanza cuya principal víctima es la población civil, provocada por las baterías de misiles “grad” y las“bombas de racimo” altamente mortíferas, armamento utilizado por khadafi, aun a sabiendas de su prohibición universal mediante un convenio mundial de 2006. Esta carnicería lleva a su haber más de 10,000 muertos y 55,000 heridos. En nuestra opinión, TURQUÍA, potencia economica y militar (sunita) de clase internacional, goza de gran autoridad moral y legitimidad para mediar exitosamente en el conflicto, sobre todo si lo hace en asocio con el poderoso bloque mundial BRICS (Brasil, Rusia, China y Suráfrica. Está claro que el llamado “grupo de contacto de Qatar” (país títere de Saudí Arabia) no tiene fuerza moral alguna para llevar adelante ningún arreglo político.

La segunda y última opción sería la subcontratación de compañías militares privadas o mercenarios (PMC),Blackwater y Dyn Corps”, también conocidos como “los perros de la guerra”. Se trata de rufianes y criminales de la peor condición humana, generalmente ex miembros de las Fuerzas Especiales del ejército estadounidense (U.S. Marine Corps, Navy Seals, Rangers, SOCOM), y los muy afamados comandos SAS británicos (Special Air Service). Estos mercenarios constituyen la crema y nata de los comandos de elite y tienen reputación de efectuar en el teatro de operaciones “misiones imposibles”. El atractivo para las tristemente celebres “compañías militares privadas” son las inmensas tasas de ganancias que perciben anualmente, US$30,000 millones. El sueldo promedio mensual de un mercenario de Blackwater es de US$ 33,000 mensuales netos, fuera de seguro individual y familiar, pago de regalías, y cheques extras a titulo de premiación por cantidad de enemigos eliminados. Este cuerpo de fríos asesinos profesionales venidos de todos los rincones de EE.UU. y Europa, llegaron en Irak y Afganistán a la cantidad de 175,000 efectivos paramilitares, a quienes se les dio el púdico nombre de “contratistas”. La ventaja de emplear mercenarios paramilitares es que ni EE.UU. ni la OTAN, pese a ser los responsables y autores intelectuales de la sangrienta guerra de Libia, pueden ser acusados o enjuiciados formalmente por crímenes contra la humanidad, cometidos por los desbocados paramilitares. Por supuesto, el financiamiento de estas temibles hordas de asesinos correrá por cuenta del país a cargo de la contra-revolución en el Mundo Árabe, a saber EL REINO DE ARABIA SAUDITA Y LAS PETRO-MONARQUIAS de la Península arábiga, congregados en un organismo de coordinación política, economica y militar denominado “CONSEJO DE COOPERACIÓN DEL GOLFO” (Arabia Saudita, Kuwait, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Omán). Son a ellos que Khadafi deberá enfrentarse política y militarmente, de fracasar una eventual negociación en pro de una salida política del conflicto. Arabia Saudita es, a pedido del imperio y sus aliados, el banquero de la contrarrevolución en el mundo árabe y musulmán y no sería extraño que también lo sea en otras aéreas del mundo, como en África y América Latina. Es posible que los mercenarios de Blackwater y los SAS británicos, conjuntamente con instructores militares de Arabia Saudita y de las monarquías del Consejo de Cooperación del Golfo, se encarguen del entrenamiento y del suministro de armamento moderno a los rebeldes libios. Después de todo, el plan del imperio y sus aliados es restablecer la monarquía de los AL-SENUSSI en Libia y la transformación de este país (dividido o no) en un Reino a imagen y semejanza de los archiconservadores monarcas del Golfo. Pese a los últimos despachos de prensa EE.UU.-GB y FR. no podrán hacerlo a vista y paciencia de la opinión pública mundial.

XVI. CONCLUSIÓN

Analizar con objetividad sin perder la visión correcta de las cosas.

Los ataques aéreos a Libia bajo la inconsistente tesis de la “guerra humanitaria” es un argumento inaceptable, inmoral y condenable. Si Libia fuese un país con nulas o pobres reservas de petrolíferas, jamás Washington y Bruselas (sede de la OTAN) habrían expresado sentimientos de humanidad ni compasión. Ni siquiera hubiesen protestado por las miles de personas y civiles inocentes masacrados por el fuego masivo del ejercito de Khadafi en ciudades bajo control rebelde, con armas diseñadas para infligir un sufrimiento extremo (misiles “Grad”, “bombas de racimo” y “bombas de fosforo”). ¿Acaso el repugnante genocidio cometido en los años 90 en Ruanda, (región africana de los grandes lagos) contra la tribu “tutsi”, (1,5 millones de asesinados a filo de machete), le quito el sueño a los jefes de Estado de las grandes potencias, miembros del Consejo de Seguridad de la ONU? ¿Acaso se condolió el ghanés Koffi Annan, ex Secretario General de la ONU, verdadero responsable moral de la limpieza étnica al igual que el entonces presidente de los EE.UU. Bill Clinton, ambos perfectamente enterados de lo que iba a ocurrir? ¿Alguna vez Washington, Paris y Londres se dieron golpes de pecho por el exterminio de 5 millones de congoleses en las guerras inter-étnicas que ellos mismos provocaron para hoy lucrar con los diamantes y sobre todo con el tan codiciado coltan (mezcla de la columbita y la tantalita), indispensable para las tecnologías de teléfonos blackberry, satélites, armas teledirigidas, GPS, televisores plasma, videoconsolas, computadoras de última generación y mucho más? ¿Acaso pidieron a la ONU alguna intervención para salvar vidas humanas allí? No, porque para ellos eran solo seres de cuarta categoría sin ninguna significación económica.

Una cosa es la defensa denodada de los derechos soberanos del pueblo libio sobre sus recursos naturales y la solidaridad entre los pueblos atropellados por el imperio norteamericano y sus aliados y, otra muy distinta, es asumir la defensa de Khadafi como si fuese un hombre de intachable calidad humana, noble y transparente. Digamos la verdad: Khadafi es un hombre corrupto, desalmado y represor. Traiciono a propios y a extraños, entrego a patriotas del mundo entero en manos de dictadores sanguinarios. Durante más de 10 años se arrodillo y beso la mano del imperio que le despreciaba, colaboro con el enemigo, abrazo el neoliberalismo salvaje y entrego en aras de esa inhumana doctrina economica, el petróleo y el gas en manos indebidas. Dado que de momento no hay otro líder capaz de reemplazarlo, se puede entender que por motivos razones circunstanciales y porque también es cierto que todavía goza de amplio respaldo popular en Tripolitana y Fezzan, habrá que apoyarlo para que el imperio no logre arrasar con la portentosa riqueza de ese pueblo. Mas lo cierto es que, aunque Washington traslade a Libia cientos de miles de mercenarios paramilitares, el ejemplo de Irak y Afganistán esta allí; surgirán nuevos líderes naturales que sabrán derrotar a los partidarios del retorno de la monarquía Al-SENUSSI, desplazar al corrupto clan Khadafi, derrotar a los paramilitares extranjeros y, al peor conspirador contra el pueblo libio y los pueblos árabes: EL REY DE ARABIA SAUDITA y los pequeños principados petroleros del Golfo, todos dependientes del sostén político-militar estadounidense.

Finalmente, muchos se preguntan si Khadafi llegase a verse cercado diplomática, política y militarmente ¿hacia dónde partiría al exilio? Tal vez hacia Suráfrica o Turquía. Es una hipótesis, pero somos del pensar que aún le queda la vena del guerrero bravío. Probablemente morirá peleando hasta el último aliento y con las botas puestas.

PROF. JORGE A. APARICIO

Analista internacional

Panamá, abril 18 de 2011.

 


Enviado el Lunes, 25 abril a las 20:33:06 por franckoi
 
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